lunes, 23 de agosto de 2010

¿Continuará?

Cuando menos te lo esperas... Llega. Siempre hay un antes y un después, un punto de inflexión en la vida que nos hace verlo todo de otra forma. Puede aparecer con diferente nombre o color . Puede ser una persona, un acontecimiento, un momento concreto, un lugar, una canción, el eslogan de un anuncio, nosotros mismos o un batido de todas de todas estas cosas.

No voy a decir que me he convertido en mejor o peor persona, que he madurado o he vuelto a los quince, ni que he descubierto el secreto de la felicidad y la paz interior. Y si lo he hecho, he sido tan idiota de no darme cuenta. Tampoco diré que he sido visitada por fantasmas del pasado, ni que nadie del futuro me ha adelantado qué será lo que acabe conmigo. Y no, no he sido captada por ninguna secta satánica, ni el Karma me ha devuelto el favor y mucho menos me ha tocado la lotería.
No creo que os interese cómo me ha ido la Vacación, ni lo que he hecho o he dejado de hacer, ni con quién he estado o he dejado de estar. Al igual que me imagino que no es de gran interés público, aunque quizás sirva como entretenimiento, lo que me pase por la cabeza en cada momento y a cada paso que doy.

Es por eso que, dejando las florituras a un lado y sin haberlo meditado demasiado, dejo de escribir en este blog.

miércoles, 7 de julio de 2010

Nuestra absurda existencia

Aunque hagamos lo imposible por no reconocerlo, es inevitable pensar en el por qué de las cosas.

Es desconfiar, dudar de una palabra amiga, tragarse una milonga o contar una mentirijilla.
Es la conciencia intranquila, el ser más irascible cada día, el estar siempre alerta o estar en Babia.
Es el vacío, la sensación de tristeza, el haber hecho lo correcto o elegir la vía rápida.
Es el sentirse idiota, el no esperar nada... O esperarlo todo.
Es el imaginarse solo, el exceso de calor humano, el aprecio por la buena compañía o el mal sabor de boca de una resaca.
Es la curiosidad, las ganas de experimentar, el no hacer esfuerzos, el afán de saber, el tener algo de qué hablar.
Es la memoria, el recuerdo o el deseo de olvidar.
Es el instinto protector, el de supervivencia, el miedo a lo desconocido, la seguridad de lo cercano, las ganas de correr hacia un punto lejano.
Es un corazón roto, es soñar despierto, es gritar de rabia, reír sin motivo, es querer demasiado, es fingir.


¿Y aún te preguntas que haces aquí?

viernes, 2 de julio de 2010

No me pises que llevo chanclas

Porque la madre de todas las ciencias no es la paciencia, sino la experiencia. Sabemos que la letra con sangre entra, y aprendemos más a base de palos que a base de caramelos. Queriendo o no, cada día somos más conocedores de nosotros mismos y con los años aprendemos a controlarnos y a controlar a los demás. Porque es tonto el que busca las cosquillas del que no tiene y listo el que huye de ellas cuando las ve venir.

Todos, y digo todos, somos supersticiosos, pero la mayoría prefiere llamarlo fe, miedo o ilusión. A veces uno se pasa de listo y otras veces se queda demasiado corto.

Frases hechas; la mayoría mal formuladas, expresadas mal, pronto y rápido inducen a error y confunden a cualquiera. "Cada uno está donde debe estar" no dice mucho de la naturaleza humana y su gran poder y superioridad ante el resto de los seres vivos, "Cada uno está donde quiere estar" sería más correcto.
No hay un destino, ni un karma, ni nada que se le parezca, pero nos divierte pensar en ello, nos da una razón sobre la que fundamentar las cosas y de la que sacar argumentos cuando queremos excusarnos o explicar algo. Somos dueños de nuestros actos y por ello somos la causa y el fin de todo lo que nos sucede.


viernes, 11 de junio de 2010

A la deriva

Viernes por la mañana, no sale el sol a primera hora... mala señal, piensa. Con extraña mueca en la cara toma el primer sorbo de café, acompañado de otro, y otro, y otro... Dios, que malo está, ojalá no lo necesitase tan cargado. En el espejo no se ve a nadie peinándose o escondiendo ojeras, hace tiempo que abandonó no sólo su imagen a la suerte, aunque no estuviera de su parte. Sale a la calle, ataviada con el jersey más grueso que ha encontrado en el armario, tiene pinta de que va a hacer frío.

Llega a la estación de tren, sale el sol más radiante que nunca, y en vez de alegrarse, se lamenta por no saber que hacer con tanto abrigo... A los minutos vuelve a taparlo una nube que no parece que quiera dejar de hacerlo en lo que queda de día, pero tampoco siente alivio por volver a encontrarle utilidad a su jersey de H&M.
Corre para coger sitio en el tren, echándole una carrera a un señor que parece luchar más por respirar que por coger un buen asiento. Lleva un libro en el bolso y una revista en la carpeta, pero una vez más, se queda mirando por la ventana.

Ya en la calle, y después de andar no pocos metros, llega a la puerta de la escuela y recuerda que tiene un paquete de tabaco en el bolso y que esta mañana no le ha dado ningún uso. No le apetece fumar, pero se enciende un cigarrillo, la hace más interesante. En la puerta, el jovencísimo profesor se toma un sándwich. Apoyada en una furgoneta blanca, hace como que no le ha visto y adopta una postura que le da aún más interés a su presencia.
Termina la clase y sabe que es el último día, pero no muestra ni júbilo ni tiene pinta de echarse a llorar. Sin más se despide de sus compañeros con un "¡encantada!" a tres metros de la puerta. Le duelen los pies, así que coge el metro para ir a Cercanías.

Al abrir la puerta de casa, su perra corre desesperadamente hacia la entrada y cuando ve quién es se detiene en mitad del pasillo y con un leve movimiento de cola y una especie de guiño se va por donde ha venido. Lo cierto es que aunque siempre se hubiera quejado de que se le echase encima y le arañase hasta los párpados, ahora le parecía extraño que no lo hiciese.

Tumbada en una postura inhumana y aparentemente incómoda, mira fijamente la televisión pero sin atender al contenido. Con una pierna dormida, sigue observando distraídamente la pantalla en esa extraña posición. No parece mostrar interés por nada, igual que no cree despertar interés en nadie. Aunque, a decir verdad, nunca encontró inconveniente en ello... hasta hoy.

Va llegando la hora de salir y se hace tarde. Vámonos de fiezsta.

Así es como vi el último atardecer granadino.

lunes, 31 de mayo de 2010

Habría una vez...

Año 2030. La comida se sirve en sobre, los árboles son de mármol y cartón piedra, los edificios más bajos tienen 12 pisos, los coches usan electricidad para moverse, la temperatura media es de 40 grados, los informativos dejaron de existir hace mucho tiempo, ya nadie usa libros, los mendigos son recogidos de las calles y encerrados en "mendigueras", las naves industriales fueron iglesias en su día, toda obra de arte no sobrepasa los límites de la pantalla, los animales de compañía necesitan batería para darnos conversación, escritores, poetas y románticos mendigan por un trozo de pan...

Año 2030 ¿Serías capaz de recordar quién fui? ¿Te acordarías de mi forma de caminar, de reír o de acercarme a ti? ¿Reconocerías mi perfume? ¿Te reirías al pensar en la primera vez?
¿Podría yo reconocer algún lugar como nuestro? ¿Buscaría parecido alguno a ti en desconocidos? ¿Encontraría pistas que me llevasen hasta ti? ¿Podría imaginarme el tacto de esa cicatriz o el olor de tu pelo sin lamentarme?

¿Podría seguir intentando respirar sabiendo que habría dejado de hacerlo?

No lo creo.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Que me parta un rayo si te vuelvo a ver.

Como meter los dedos en el enchufe, caerse de bruces contra el suelo, rodar escaleras abajo.
Como una meningitis, un cólico nefrítco, una gastroentritis, una piedra en el riñón.
Como que te insulte tu mejor amigo, que una amiga ligue con tu chico o que no te inviten a chupitos.
Como torcerse un tobillo, romperse un brazo, que te saquen una muela.
Como perder el tren por segundos, perseguir el último autobús de la noche, pasar 2 horas en un atasco sin tabaco.
Como un pellizco en el culo, una patada en la tripa, un bofetón con la mano abierta, un dedo en un ojo o una colleja que provoca minusvalía.

Es posible sentir todo eso sin sufrirlo gracias a un recuerdo doloroso. Pero, ya sean buenos o malos, son los recuerdos los que nos permiten saber que un día estuvimos vivos y que aún seguimos estándolo.

martes, 25 de mayo de 2010

Adaptación al mundo real.

No hay nada más despreciable y vulgar que el puro conformismo. Siempre desde una postura contemplativa, siempre admirando la humildad del que consigue lo que quiere o envidiando la suerte del que encuentra lo que busca. Y ni siquiera esa envidia es capaz de despertar inquietud alguna en el cerebro dormido de quien se amolda a un mundo que le rodea y que, aunque le divierta en su mayoría, no le llena en su totalidad.

No somos conscientes de que el rumbo que toman las cosas varía hasta que el resultado es muy diferente del que esperábamos; el porvenir, una relación, nuevas experiencias, el orgullo de unos padres, un trabajo, el vínculo que une con un antiguo amigo...
La falta de iniciativa, la ausencia de orden y el caos que provoca una ambición que no tiene función confunden al que está perdido.
Es el conformismo el que priva de sentido común al que no quiere admitir esos cambios. O al que, por el contrario, espera que esos cambios traigan de vuelta lo que tuvo, ayuden a ganar lo que quiere o impulse a ser lo que espera ser.

Es el conformismo lo que nos hace dependientes de los demás.

viernes, 21 de mayo de 2010

A bailar con la orquesta del pueblo.

Tengo que admitir que el tema que ocupa hoy mi entrada quizá sea un poco inesperado, tardío y salido del contexto "ego-filosófico-pesimista" que suele definir a mi blog. Pero tengo que hablar del tema porque si no reviento.

¿Cómo es posible que Belén Esteban, fenómeno sociológico... por "derecho" y no por sus habilidades en la buena expresión y gran cultura, gane en un concurso de baile cuando lo único que ha bailado en su chabacana (y quizás ya demasiado larga) vida la Macarena?
¿Cómo es posible que compita en una final de baile con Edurne, ex triunfita y cantante de éxito no sólo por su voz, sino por sus curvitas y sus bailes?

Lo cierto es que no suelo seguir este tipo de programas y no suelo hacerme fan de nadie que se gane el éxito a costa de airear los trapos sucios de los demás, pero lo cierto es que este fenómeno llamado Belén me llama mucho la atención. Reconozco que no puedo evitar encender la televisión y cambiar de canal cuando me encuentro un programa rosa, pero si aparece "la Esteban", involuntariamente me quedo pegada al sofá y espero con ilusión un berrido, una contestación o un insulto que salga por esa inocente boquita y me revuelva las tripas.

Una cosa es eso y otra cosa es que traspase su papel del mundo del corazón y del espectáculo, que tanto le da de comer, al mundo del baile (y esperemos que no se anime a cantar también) dónde pasa por encima de los demás sin ritmo y movimiento.

Si, como dice ella, ha ganado porque le gusta al público y no por como baila... que se apunte a Gran Hermano.



Aquí dejo algunos vídeos que hablan por sí solos.







sábado, 15 de mayo de 2010

15 de Mayo

Sin decir nada está todo dicho.

viernes, 7 de mayo de 2010

Esto no es una canción de amor, es una cagada.

He dejado escapar muchísimas oportunidades por no meterme en terreno vedado o donde no me llaman. He gritado al cielo esperando que el viento se llevase palabras sin sentido y alguien se lo diera. He rezado y venerado a incontables dioses y a un único dios en busca de respuestas. He dejado de creer en ellos por permitir mi aislamiento en busca de razones que ni siquiera comprendo. He llorado en una habitación a oscuras buscando a tientas la mano que me protegía. He visto atardecer desde el mismo banco una y otra vez. He estado a punto de morir ahogada con una carcajada después de una semana sin reírme. He perseguido a un desconocido por creer reconocer un gesto. He llegado a taparme los ojos viendo mi película favorita por convertirse el algo empalagoso e irreconocible. He roto espejos con la rabia que despertaba una mirada que me trasladaba tiempo atrás. He llegado a querer y odiar al mismo tiempo, y a niveles tan altos que cortaba la respiración. He llegado a añorar de tal forma que dolía el pecho. He hablado sin pensar en las consecuencias y el daño que pudiesen causar mis formas. He alcanzado todos los límites...
Y los he sobrepasado.

lunes, 19 de abril de 2010

Galimatías

Cada segundo es más ridículo que el anterior y cada pensamiento nuevo aumenta desmesuradamente el nivel del absurdo de nuestra existencia. No hay ninguna razón por descubrir, ni una misión concreta por cumplir al dejar de respirar. Estamos aquí para experimentar el delirio que producen las pasiones, el mal sabor de boca tras una derrota, el dolor que ahoga cuando perdemos a alguien o el miedo que nos paraliza cuando somos nosotros los que se han perdido. Y poco más.


Hablar con propiedad, ritmo y buen gusto ayuda a justificar los medios que usamos para fines necesarios en apariencia pero idiotas al fin y al cabo, y que nos llevan a actuar de manera obsesiva, impulsiva y sobre todo de forma irracional.


El máximo disfrute y placer está en la autodestrucción -siento soltar una frase tan sombría, rara, extremista y puede que enunciada mal y pronto, pero si lo pensamos detenidamente, algo de razón llevará.
La adrenalina que corre por nuestras venas y la incertidumbre que nos acompaña en una situación extrema que puede acabar con finales muy diferentes nos mantiene despiertos y a la espera de un final trágico, "¿será hoy el día?". Sentirnos seguros en medio de una tarea sin ningún tipo de peligro cuyos posibles resultados conocemos está muy lejos de la destrucción.

Lanzo una pregunta al aire por si no ha quedado muy clara mi idea de la autodestrucción.

¿Quién puede sufrir una taquicardia, aún con el riesgo de que le estalle el corazón, debido a un sinfín de emociones de todo tipo?
  • a) un paracaidista
  • b) un estudiante aplicado
  • c) un macarra en una pelea
  • d) un borracho/drogadicto
Podría no haber una respuesta correcta, pues cada uno se divierte a su manera y para gustos los colores, pero si seguimos los pasos del exterminio de cuerpo y mente, nos quedaríamos con la a), c) y d). El estudiante aplicado no puede sufrir daño físico a no ser que se le caiga el techo de la biblioteca encima o ardan los libros que le rodean por una combustión espontánea. El resto sí.
El paracaidista sabe que puede caer mal, el macarra es consciente de la fuerza de su oponente, el borracho sabe que puede ahogarse en un vaso de vino y el drogadicto que puede pasarse de la raya. Y me atrevería a decir que ninguno de ellos lo hace por obligación.

Mera experimentación.


Existen normas morales o simples normas de educación que rigen el comportamiento y mantienen cierto equilibrio en la interacción humana, pero no tenemos más que salirnos de esa guía y actuar de forma inesperada e independiente para despertar una reacción distinta en nuestro "objeto de estudio".

El egoísmo, bien maquillado y disfrazado, es la materia prima y la curiosidad es el motor que nos hace jugar con los demás para descubrirnos a nosotros mismos.
Monísimas ratas de laboratorio y conejillos de Indias, tanto unos como otros. Todo para entender los misterios y sinsentidos que definen nuestra condición y se enfrentan al mundo a través de nuestro carácter.


La única ciencia verdadera es la vida misma.

domingo, 11 de abril de 2010

Nuevo blog

Me lanzo a la moda de los blogs a modo de álbum/book de fotos.
Lo que no quiere decir que deje a un lado la libertadcreativa.


http://patataflash.blogspot.com/
http://patataflash.blogspot.com/
http://patataflash.blogspot.com/
http://patataflash.blogspot.com/
http://patataflash.blogspot.com/



Y pongo el link 5 veces para que llame la atención y sea más vistoso.

miércoles, 7 de abril de 2010

El guardián.


Puebla de Sanabria. 27/03/10

miércoles, 31 de marzo de 2010

Fuente inagotable de remilgos

Ojalá fuera una persona de palabra fácil, creadora de ingeniosas expresiones que dejasen a los rivales con el culo torcido y el orgullo herido o sabia conocedora de piropos y lisonjas. Pero las reflexiones sobre el día a día, el más allá o los detalles más insignificantes que ayudan a aumentar el ego y el saber humano no son mi fuerte. Y si afortunadamente lo fueran, desgraciadamente se perderían en algún lugar de mi arcaico subconsciente. Seguir un orden lógico de las cosas no atrae demasiado al reducido espacio que mi cerebro dedica a la interpretacion de lo que ocurre fuera.

Apreciar el olor, el sabor o el color que otorgan el cielo azul o una nube gris, la nata que acompaña un batido de chocolate o la humedad que anuncia una tarde de lluvia nunca se me dio bien. Sólo cuando me acuesto con hambre y me paso horas y horas comiendo techo pienso en tonterías de ese calibre y ñoñería desmedida.



Pero no todo pertenece al país de las piruletas cuando hablamos de reflexiones entre sábanas por insomnio, falta de sueño o incluso escasa motivación por dormir -porque por falta de cansancio no será.
Aquí es cuando algunas frases más que viciadas por el mal uso y algún que otro refrán cogen el megáfono y yo opto por coger unos tapones de cera y hacerme la longui, que eso siempre se me ha dado muy bien.
"El tiempo pone a cada uno en su lugar", "El dinero (no) da la Felicidad", "A quien madruga Dios (no) ayuda", "Tanto va el cántaro a la fuente..."
y más de una frase ridícula de quinceañera despechada.
Y ni las canciones hippies, ni los anuncios de seguros, ni los libros de autoayuda conseguirán convencerme de lo contrario. Pero ya estamos curados de espanto.

Esto no son más que anotaciones al margen de un diario prácticamente en blanco que rellena este curioso, quizás demasiado repetitivo e inevitablemente personal blog. Reflexiones, monólogos, narraciones de historias casi irreales transforman mi tiempo libre en algo más que interminables ratos desocupados y algún que otro imperceptible vacío existencial.

"No le busques tres pies al gato".



domingo, 21 de marzo de 2010

Después del todo, la nada

Hasta donde alcanzaba la vista solo podía sentir calma, siempre tan abrumadora, con la brisa que susurraba palabras que nadie excepto ella podía entender.

Mucho tiempo atrás se armó de valor, amuletos y un viejo álbum de fotos roído por los años y el polvo que arrasaba con todo lo que había en el pequeño desván y comenzó su viaje, dejando todo atrás, incluso la razón.
No creía en seres mitológicos, fantasmas o monstruos, pero en sus ojos podía verse reflejado el miedo. Un miedo indescriptible y tan irracional que sería casi imposible darle sentido o situarlo en el mapa y en el calendario.
No quedaban restos de humanidad en su mente, no corría el más mínimo atisbo de empatía por sus venas, no sentía apenas remordimiento por nada, no había lugar para lamentos, tampoco se esforzaba en tratar de castigarse, ni era su intención buscar lo más parecido a la redención.

Y era allí, a doscientos metros sobre el suelo y lo más cerca del cielo que hubiera podido imaginar, donde desaparecía todo el miedo provocado por su propia imaginación.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Me balanceo escondido de pingüino
me cortarán los brazos volaré
me atarán los pies me descalzaré
me arrancarán las plumas no tengo plumas
me emborracharé de hielo sobremoriré
soy he sido pingüino inadvertido
ahora apago la luz
oscuro el Antártido
me duermo...
Jorge Oteiza


Yo también quiero probar un poco de eso.

domingo, 14 de marzo de 2010

miércoles, 10 de marzo de 2010

Estados alterados.

Frío en las calles de Madrid. Mucho frío y no sólo por el tiempo adverso.
Mi iPod no ayuda y selecciona las canciones más favorables para olvidar todo estado de ánimo positivo. Unas leves notas de piano son más que suficientes para alterar la serenidad y la calma que reina en el solitario camino que lleva a la estación.
La mente es compleja (tan compleja que me volví loca intentando entender los aspectos de la condición humana en mi primer año de carrera) y, aunque nos cueste reconocerlo, incontrolable (tan incontrolable que la ansiedad que generó en mí esa ignorancia me dejó tirada en la cuneta) -al menos en lo que a emociones o estados afectivos y anímicos se refiere.

El nombre ridículo de un pueblo, el olor de una camiseta, una canción, el tacto de una cicatriz, la escena más absurda de una película, lugares como Madrid, Lisboa, Barcelona, Londres o Segovia... no son más que ejemplos que acompañan a lo que voy a llamar "visiones retrospectivas"; los recuerdos. Elementos recurrentes (muy a mi pesar) y provocados por pensamientos alegres y situaciones agradables, o por el contrario, algunos de los sentimientos más estúpidos, pero imprescindibles (cómo ya dije en otra ocasión): morriña, melancolía, tristeza o incluso aburrimiento.

Qué romántico.


jueves, 4 de marzo de 2010

zoom in, zoom out

En el Parque Central -y no tan central- de Tres Cantos.
04/03/10


Para rellenar espacios vacíos en medio del caos que supone el transcurso de las horas durante el día no es necesario irse muy lejos de casa o gastarse dinero. Basta con equiparse con una cámara de fotos y disparar sin ton ni son y a diestro y siniestro.

Atrás quedaron los días en que íbamos al parque a beber Martini con piña o a volcarnos los cartones de leche en la boca porque decían que ayudaba a asimilar la moña, el pedal, la cocida, el pedo o, llegados a un extremo, el coma etílico. A atragantarnos con las tímidas caladas que nos atrevíamos a probar, a restregarnos unos con otros o a revolcarnos en el suelo para luego hacer alarde de ello.

Atrás quedaron esos días, al menos para este perro viejo, que sólo va al parque a pasear.










martes, 2 de marzo de 2010

Mi jardín japonés.

Miles son las ideas se agolpan en mi cabeza e intentan salir al exterior en medio de gritos, tirones de pelo, empujones y algún que otro insulto. Y las únicas que consiguen su objetivo, lo hacen a trompicones y sin orden alguno, haciendo que parezca una persona desquiciada y desequilibrada. Menudo despropósito...

Me siento delante de la pantalla, miro por la ventana, me quedo embobada con los carteles publicitarios o soy absorbida por la luz de una farola mientras mi mente trata de encontrar algo en lo que pensar y mi subconsciente me convence de no hacerlo. No es más que una pérdida de tiempo, dice.

No tengo nada o casi nada interesante que contar, pues me he salido de los caminos del conocimiento y la práctica para quedarme dormida debajo de un árbol raquítico que ni da sombra.

Mi lamento es constante, repetitivo y absurdo, las llantinas insoportables y mi expresión y mi escritura ridículas. Mi afán en realidad no es el de entretener, sino el de mantenerme entretenida. "No es más que un escritor mediocre el que escribe para sí mismo y no para los demás" o algo así me pareció entender en un libro poco interesante y nada fácil de leer que ocupa mis viajes en el tren.
Pero, sin darme del todo por aludida y aún pudiendo ser algo mediocre, no me considero una "escritora con talento", así que esta opinión no debe preocuparme.

Soy incapaz de fijar mi atención en un punto concreto durante demasiado tiempo; defecto o "discapacidad" que creo haber comentado alguna vez aquí... eso me frustra, y más aún cuando ese punto es inquieto y difícil de seguir.
Mi memoria me la juega a ratos, a corto o a largo plazo, provocando una pataleta incontrolable y a gran escala.
Todo esto, unido a la morriña que siento por tiempos pasados y no tan pasados, ayuda poco a la hora de dejar actuar al autocontrol, más mental que físico, que me ate los pies al suelo.

Morriña, melancolía, nostalgia, aflicción
y añoranza no son más que sinónimos de un sentimiento estúpido. Y quisiera decir que es inútil, pero pensándolo mejor, tengo que agradecer su existencia pues nos mantiene vivos y mantiene vivo el recuerdo de los que ya se han ido.


miércoles, 24 de febrero de 2010

¿Hay algo que repita más que el ajo?

A continuación, una pequeña "tesis", o mejor dicho, exposición -no le demos más importancia de la que se merece- sobre el comportamiento humano y su repetitiva respuesta ante agentes externos.
Esto no pretende ir más allá de las meras suposiciones y parafernalias sin mucha idea sobre el tema que se ha formado mi mente durante la noche y han salido a la luz con el cálido reflejo del sol en mi ventana.


Pues bien, dejando a un lado esta pequeña introducción, quiero aclarar que al decir que nuestras respuestas son siempre -o casi siempre- predecibles me refiero a que son siempre -o casi siempre- iguales ante todas -o casi todas- las situaciones que se nos presentan.
Una vez dicho esto, toca decir que el comportamiento humano está definido, en su mayor parte, por respuestas ante el medio. Y aún teniendo en cuenta otros factores; como la importancia de la situación, el peligro que pueda presentar o el ámbito en el que se encuentran, los protagonistas de la acción actuarán de manera similar un martes, un miércoles y un sábado (si su estado de salud mental limitado por sustancias legales y no tan legales lo permiten).


Y resolviendo las incógnitas de esta imposible ecuación* (por ponerle un nombre) que me acabo de inventar llegamos a la fácil solución;


Estímulo + Situación = Respuesta X (predecible) -> Comportamiento (predecible).


Es decir, si respondemos igual a una situación que se repite un martes, un jueves o un sábado -si nos lo permiten las sustancias legales y no tan legales- nuestro comportamiento es igual los siete días de la semana, es decir, nuestro comportamiento es predecible.


*Para los que sepan de matemáticas y derivados: como lleva una X ya es una ecuación, ¿no?




Para finalizar, puntualizar que no soy psicóloga, ni psiquiatra, ni antropóloga, ni socióloga... ni nada de gran índole que otorgue esa distinción que queda reflejada en un papel, un sello o en la firma del Rey. Así que esta idea, como ya he dicho en un principio no va más allá de suposiciones, basadas en su mayoría en la propia experiencia... Pero qué digo, si ni siquiera soy una buena observadora, ni retengo la información durante más de media hora; no se de qué manga me lo he sacado. Intervención "divina", supongo.


¿Hay algo que repita más que el ajo? Sí, estas entradas sin sentido ni criterio. Muy cuidadas, sí, pero sin sentido ni criterio.



Buenos días, mis pequeños.
Os dejo con Hot Chip, que van al SOS. Muy gratuito.



martes, 9 de febrero de 2010

De cómo ardieron tus fotografías.

Por mucho que rezase, por mucho que suplicase, por mucho que llorase, jamás volvería a verla, ni a tropezarse con ella en el metro, ni a oír su nombre en bocas amigas. Le hizo prometer que no la buscaría y le aseguró que no habría motivos para hacerlo.



Como un perro apaleado, siempre volvía a él y le lamía la mano para conformarse con una simple y leve caricia.
Como un trapo se dejaba frotar sabiendo que después acabaría en el cajón de la limpieza junto a la lejía y el ambientador con olor a pino que tanto detestaba.

Muchas fueron las noches en que se retorcía de dolor entre las sábanas si pensaba en él... por miedo a perderle, por miedo a perderse ella.
Como una cucaracha, corría a esconderse cuando temía ser aplastada por su enorme pie. Pero nunca acabaría con su vida; antes que eso, la cucaracha sacaría el arma nuclear que escondía bajo su chaqueta y lo neutralizaría.

Cada día perdía el tiempo en hacerle ver la situación de emergencia en la que se encontraban, pero como casi todo lo que intentaba decirle; le entraba por un oído y le salía por otro, le restaba importancia, se la quitaba por completo o se hacía el loco y la hacía parecer una completa idiota, haciéndole creer que era una paranoica, psicótica y neurótica aburrida con una imaginación y creatividad infinitas.

Se aficionó a las tertulias vespertinas de la prensa rosa que no entendía por lo absurdas que se le antojaban y encontró consuelo en el chocolate, convirtiéndolo en el amante perfecto.

Pero ¿qué se le va a hacer? Les gustaba jugar al desgaste y forzar la paciencia alcanzando los límites establecidos por la lógica humana.



A pesar de todo esto y de la ficción que parece representar, su recuerdo sigue persiguiéndola. Y como una sombra pegada a sus pies se encarga disimuladamente de no ser olvidado mientras sigue caminando sin rumbo fijo.
Y ese recuerdo es tan, tan, tan odioso que se le acaban las palabras a la hora de describirlo y terminar este texto con cierto estilo.



miércoles, 3 de febrero de 2010

Loviu.

Al borde del paro cardiaco o con un pulso sobradamente sosegado. Así se suceden mís días en los últimos meses.
La ilusión, a la par que un pequeño e interminente vacío y alguna que otra duda están muy presentes en mi vida.
Manos frías, uñas comidas y descoloridas, incapacidad para andar erguida y alguna que otra herida de guerra no son más que síntomas o secuelas de una enfermedad que me persigue desde hace años... la desgana. Una inoportuna desgana que siempre aparece por la puerta cuando menos me la espero.


Ni la música, ni la lectura, ni la caja tonta son capaces de evadirme y sacarme del agujero en el que caigo muy a menudo.
Puede ser la distancia que separa dos puntos en la tierra, puede ser el no tener prácticamente nada que hacer, puede ser aburrimiento o diversión en exceso, puede ser culpa de eso que llaman melancolía, puede ser pura ambición o falta de iniciativa, pueden ser limitaciones, puede ser cosa del ego... Pero prefiero quedarme con la necesidad de acabar con esa distancia... al menos una vez por semana.



domingo, 31 de enero de 2010

martes, 26 de enero de 2010

Al otro lado del país sin luz.

No hace falta someterse a complicadas pruebas de habilidad y destreza para parecer un completo idiota. No es necesario irse muy lejos para abandonar lo que tanto nos importa. No tenemos por qué insultar a nadie si sabemos como hacerle la zancadilla y que parezca un accidente.

Mostrar un inexpresivo semblante ante una imagen que dejaría sin aliento al mismísimo diablo no es tarea fácil, es casi imposible. También lo es tratar de transmitir una falta de asombro ante algo que nos es totalmente inexplicable e impredecible. Al igual que mantener la cabeza alta con el riesgo de sufrir una explosión en los ojos al cargar con un orgullo herido y hundido.



Buscar una razón para cada acción o cada situación es una pérdida de tiempo. Y aunque sea un planteamiento común; el tiempo de cada persona no es infinito. Puede que a unos les sobre de tal forma que no sepan que hacer con él y puede que a otros les falten segundos para mirarse al espejo.
Y, tras considerar que darle explicación a todo es una pérdida de tiempo y situarme en el grupo de los afortunados desocupados, termino por no pensar demasiado en la fuerza mayor que me hace levantarme de la cama cada mañana o entender que hay detrás de la intención de hablar con mi perro.

Mi falta de actividades rutinarias ha derivado en un continuo ir y venir de ideas que no terminan en nada. La falta de disciplina me deja tirada en el sofá mientras mi mente se entretiene con la lectura. Revistas de moda, ocio, psicología, música, decoración y libros de ciencia ficción, novela, narrativa, poesía... No son más que paja que rellena mi ahuecada cabeza y hace que estalle en un intento fallido de instrucción.
Si leer no funciona, las películas son la segunda opción, pero pocas de ellas llegan a su final.
Tercera opción: series de televisión, que siguiendo el ejemplo de la segunda opción, rara vez me revelan su misterio en el último capítulo.



martes, 19 de enero de 2010

Invasión alienígena.

18 de Enero de 2010.

Avistado un OVNI en la madrileña ciudad de Tres Cantos.
















sábado, 16 de enero de 2010

Lección del día.

Ya lo dijo el maestro; "a base de palos se aprende", y así es, el ser humano aprende de sus errores, pero como es un animal idiota y absurdo, aprende pero olvida. Si se educara como en los viejos tiempos otro gallo cantaría, vara en la mano y colleja al canto, las cosas quedarían más claras y los conocimientos se asentarían de forma mucho más considerable.

Es un mal muy común el beber hasta perder el conocimiento, y hasta que no llega ese punto, en el que viajamos a mundos insospechados, no nos despegamos el vaso de la mano.
No es difícil adivinar cuando nos vamos acercando a la frontera; si articular palabra resulta una tarea complicada y mover los pies de manera rítmica se vuelve algo imposible, va siendo hora de dejar el tema a un lado y guardar las apariencias manteniendo la compostura y sobre todo, el equilibrio.

Parece ser que el que lleva el estado de embriaguez con más estilo y disimulo que el resto, aparte de ser más guay, se gana el puesto de macho alfa en la manada y es condecorado con la medalla de la elegancia y el saber estar.

Y si ya han llegado a meta, ser el segundo no es menos gratificante. Decir "no" al último chupito y que no lo tengan que decir por tí es un paso. Levantarte de la silla, cama, sofá o taburete sin ayuda es otro pequeño paso.
Evitar dejar huellas y pruebas evidentes en fotos de la melopea que acabará con la propia vida es el paso clave. Y que tus discursos sean entendibles y tus argumentos en los debates tengan cierto fundamento es el empujón que rematará la carrera.




La embriaguez... Para la élite de los más cultos de este país -en lo que a letras se refiere- bajo el apellido RAE:

1. f. Turbación pasajera de las potencias, exceso con que se ha bebido vino o licor.
2. f. Estado producido por una intoxicación de gas, benzol, etc.
3. f. Enajenamiento del ánimo.

Para la gente de a pié; el estado de máxima y eufórica felicidad que se puede experimentar temporalmente y que transforma al más sieso en un Don Juan, al más tonto en culto, al más listo en un ignorante de poca monta, al más megalómano en un pusilánime enano del bosque y al más rico en un pobre mendigo.
Los enemigos firman tregua y no se separan en toda una noche, las declaraciones de amor son más fáciles de decir, las verdades no se atragantan y salen por sí solas, la vergüenza se cae por la alcantarilla y la opinión pública importa un carajo.



Conclusión: "Moriremos jóvenes pero contentos".

miércoles, 13 de enero de 2010

Modelnos de mielda.

Parece que aún queda mucho por inventar, el arte, la moda, la música, los ideales... pero son reciclados década tras década. La originalidad y la creatividad se basan en simple repetición de tendencias pasadas, innovar es un lujo que está al alcance de muy pocos. Visionarios que reinventan estilos.

Es muy sencillo; pantalones pitillo hasta los sobacos, plataformas psicodélicas, tirantes, camisas de cuadros, jerseys de rombos, gafas de pasta a lo Clark Kent, medias de colores, maraña de pelo o pelo corto nos convierte en los seres andróginos por excelencia.
El más moderno es el que habla retocando cada frase, usando términos casi extinguidos, haciendo que el de en frente parezca un ignorante por no saber quién es quién. Esta pedantería lapida al analfabetismo, al menos en apariencia... y eso no se si es un punto a favor o en contra.
Visitar las tiendas de segunda mano, pasear por la Gran Vía con un recipiente de Starbucks en la mano o pasar las tardes en cafés y tascas de estilo vintage te hace subir un escalón en la complicada pirámide social.



Alguno pensará... "qué hipócrita es esta chiquilla", cosa que debo negar, pues esto no es un texto con un fin concreto, no pretendo humillar a nadie, ni lucirme con un pequeño discurso o ensañarme con una forma de vida como otra cualquiera.
Además, yo también desayuno en Starbucks, me pongo medias inspiradas en Agatha Ruiz de la Prada, uso palabrería ridícula, escucho a los Beatles, llevo ropa de segunda mano y uso gafas de pasta sin ser miope.






lunes, 11 de enero de 2010

Naranja imberbe.

Poco a poco se fue apagando la llama, poco a poco dejamos de ser uno para ser dos, tres o cuatro y poco a poco empecé a recuperar el control de mi vida.
Tú me apartaste sutilmente de tus planes, yo te eché a patadas de los míos.
Han pasado unos meses, y creeme, no he sentido ni un ápice de nostalgia, aunque realmente no creo que lo haga nunca. Si lo hago me apagaré un cigarro en la mano.

Con suerte y algo de ayuda -todo hay que decirlo- mis sentimientos hacia tí tuvieron una muerte rápida e indolora. De la noche a la mañana pasaste a un último plano y en contadas ocasiones entrabas en escena. Hasta yo me asustaba de la poca sensibilidad que mostraba... y estoy siendo generosa.
Mis hombros se relajaron, pues estaba libre de carga, cargos, culpa y sobre todo, lastre. Era libre, cual pájaro. Y este pajarillo voló muy, pero que muy lejos. Dos días más tarde estaba durmiendo fuera del nido -detalles y bromas aparte.

Siempre he creído que de todas las personas se puede exprimir algo de jugo, manteniendo el equilibrio del organismo de una forma agria, dulce o agridulce, pero esta vez tengo que retractarme... Y es que, bonachona de mí, te he dado la oportunidad o he perdido el tiempo de devanarme los sesos y quemarme alguna que otra neurona en busca de algo que mereciera la pena de tí y no he encontrado nada beneficioso. Sólo has conseguido cortarme la digestión.

A modo de halago debo decir que echaré de menos las íntimas, pasionales e "instructivas" escenas de cama, a modo de insulto tengo que añadir que será lo único que eche en falta.


Sí, soy una tipa muy dura.

sábado, 9 de enero de 2010

Yo nací para ser una estrella.

Me pongo gafas para parecer más interesante, tanto o más que Risto. Llevo una dieta tan buena como la de Janet Jackson. Soy tan hipócrita como Mercedes Milá, que lleva camisetas antitabaco y fuma entre bastidores. Al igual que la Obregón, meto tripa al salir por la puerta y poso en la orilla del mar con un bikini que no deja lugar a la imaginación. Sueño con ponerme un Versace azul pitufo, enseñar una liga roja y atragantarme con una uva delante de las cámaras como Belén Esteban. Añoro tanto el glamour como Ana Rosa, pero tengo la piel tan tersa y soy tan elegante como la Preysler. Me invento términos y realizo ritos satánicos (muy divertidos) como Jodorowsky. Canto tan bien como los triunfitos. Tengo tanta chispa y reboso tanta gracia como Paz Padilla. Y si a la Patiño no le tiembla ni el pulso ni la voz al insultar a alguien, a mí tampoco.



jueves, 7 de enero de 2010

Prototipo "popurrero".

Levantarse una mañana y sentir calor, color en los mofletes y brillito en los ojos. Lanzar una moneda al aire y ver la cara esperada. Deshacerse de todo complejo, culpa o lastre de cualquier tipo. Abrazar la locura transitoria y disfrutarla sin vergüenza alguna. Reírse de uno mismo. Premiar siempre con una sonrisa o un comentario oportuno. Cruzar la delgala línea que separa lo real de lo absurdo. Querer perder el tiempo en algo productivo a plazos indefinidos. Acumular trastos inservibles. Leer libros y revistas técnicas fingiendo entender cada uno de los vocablos que componen sus páginas. Creerse un intelectual y padecer diarrea verbal. Darle la mano a la autorrealización y la autoexigencia pasiva. Reflejar en el espejo lo deseado. Ser tan obtuso pero a la vez ir tan sobrado que dar explicaciones resultaría ofensivo. Vestir una honestidad y una modestia insultantes. Contradecirse hasta el ridículo y perder la poca credibilidad de la que puede presumir el ser humano. Aceptar o tener ideas idiotas. Beber hasta perder el conocimiento y pasar la noche con extraños. Vivir en un completo desorden. Desechar todo recuerdo inútil. Seguir adelante... como los de Alicante.




-¿Qué?

domingo, 3 de enero de 2010

3 de Enero.

Hay que ver lo mucho que me cuesta hablar de cualquier tema que requiera afirmaciones y opiniones convincentes y certeras.
Aún recuerdo aquellos tiempos taaan lejanos en las aulas, cuando me pedían que escribiese una redacción sobre cosas que ni conocía o debatiese sobre temas que ni siquiera entendía.En concreto era incapaz de describir lo que era para mí el amor, la culpa, la moral o la justicia... en fín, esos temas, tan abstractos y obtusos en mi cabeza, eran la palabrería preferida por las religiosas para educar sin éxito a los salvajes que tenían por alumnos.

A día de hoy, creo que sigo siendo incapaz de definir lo que es para mí algo tan universal como el amor o el odio y me parece que seguiré siendo incapaz durante mucho tiempo, ya que he optado por infravalorar esos sentimientos tan cursis, detestables y sobre todo, prescindibles.


Por cierto...
Feliz aniversario.


viernes, 1 de enero de 2010

Con el rabo entre las piernas.

He sentido una necesidad imperiosa de reabrir mi blog, no sé si por voluntad propia, por persuasión o por el sentimiento de culpa que me envolvía por privar a mis "asiduos" de las palabras que explican mi curiosa forma de ver y vivir el mundo.

Otra posible razón por la que vuelvo a los ruedos es el comienzo de este nuevo año. Sinceramente, el 2009 ha sido un año realmente duro para mí, por diversos temas que prefiero no mencionar... por respeto, por vergüenza o por el simple recuerdo que prefiero enterrar.


He tenido mucho tiempo para pensar, tiempo para cambiar y sobre todo mucho tiempo para divertirme. (Pero mucho mucho tiempo, ¿eh?) Y me he sorprendido a mí misma descubriendo la facilidad que tengo para olvidar las cosas y seguir adelante, contra todo pronóstico y mal augurio.


Las buenas costumbres nunca se pierden, y es que seguiré siendo una persona pesimista y absurda, pero añadiré más aliño a la ensalada y me dejaré seducir por el espíritu del buen vivir, el buen comer y el buen beber.


Por otro lado, podría decir que mi retorno se debe al aburrimiento absoluto , pero eso no me lo creería ni yo.


Feliz año nuevo.