miércoles, 2 de diciembre de 2009

En busca de la Felicidad - Parte I

Lo veía difícil, pero no como una misión imposible. Nunca entendió del todo el concepto de Felicidad, pero lo configuraba como un estado placentero provocado por un conjunto de alegrías y satisfacciones en el que el individuo gozaba de un equilibrio inimaginable pero no eterno.





Su visión, casi siempre negativa, del mundo le hacía mostrar una personalidad sombría y unos estados de ánimo apagados. - A excepción de algunos momentos de enajenación mental y claro trastorno bipolar. –



La apatía le dominaba desde tiempos inmemoriales y en pocas ocasiones le permitía “desmelenarse” en alguna fiesta.

Pronto empezó a pasar desapercibida y pasó de un segundo a un décimo plano, a ser una pieza inútil en el puzzle de las complicadas relaciones sociales.

Cada vez aportaba menos en las reuniones, quizás por desinterés o porque realmente no tenía nada que aportar.





Tenía constantemente un sabor agridulce en la boca, y es que la sensación de no tener apoyo o no estar reconocida le invadía el cuerpo. Sus obligaciones eran cada día menos reconfortantes y sus hobbies menos gratificantes aún.

La ilusión y la emoción, cuando empezaba algo nuevo, la devoraban. Y era esa ilusión tan grande y tan feroz la emoción, que no tardaban en consumirla y despertarla cada mañana con una pequeña dosis de frustración a golpe de tambor.



No aceptaba piropos insulsos y mucho menos frases prefabricadas en series de televisión o canciones ñoñas de “cantantes” españoles que van de románticos.

Pocas veces podía ser arrollada y quedarse con la boca abierta y sin palabras si no era con ingeniosos cumplidos o enmascaradas pero cortantes críticas.

No era difícil que se hiciera pequeña con una sola mirada despectiva o que se hiciera grande con sutiles halagos.



Podían pisarla en un descuido y aplastarla como a una hormiga o podía pisar ella sin pensarlo dos veces y hacer puré a su “agresor” a golpe de un martillo de tres metros de diámetro.





Experimentaba provocando emociones en los extraños. Era la curiosa tipa del metro que se sentaba delante de sus víctimas y las miraba fijamente con una inexpresión en la cara que rayaba lo paranormal y se reía de sus sonrojos o se asustaba con sus guiños cargados de picardías y sus miradas lascivas.



No soportaba cruzarse con algún desconocido y creer ver algún fantasma del pasado - “Los fantasmas no existen” se decía. -

Pero el temblor de piernas y labios no se los quitaba nadie.





A menudo se sorprendía pensando en cómo sería la vida en París, Londres o la gran ciudad de Nueva York. Pero sabía que con la poca iniciativa que tenía y la mala suerte que la perseguía no muy lejos iba a llegar.





No era antisocial y no padecía ningún tipo de enfermedad que la llevara al aislamiento, pero, aunque no disfrutase del todo con ella, prefería la soledad.



No esperaba ningún trato especial por parte de sus más allegados, no se sentía una persona que fuera imprescindible en la manada o que tirara del carro con fuerza, pero alguna vez echó en falta el interés que muchas veces sobraba por parte de sus “novietes” y sus amigos.



La confianza que había puesto en muchos se fue evaporando, hiciera frío o calor, incluso la que tenía sobre sí misma se esfumó por completo y la sumió en un estado de hostilidad permanente sin posibilidades de negociación.





Poco a poco fue perdiendo la cabeza, pero nunca perdió la esperanza de encontrar el momento y el lugar donde plantar su semillita y alcanzar ese estado de realización y bienestar máximo que todos llaman "Felicidad".







Gracias a los que me leéis y sois asiduos a mi blog.

jueves, 12 de noviembre de 2009

¿Para qué la corbata?

8:00 a.m: Suena el despertador tres veces seguidas. A la cuarta lo apago y me levanto con tal desorientación y tanta prisa que me mareo. Por supuesto, me caigo al suelo.



8:10 a.m: Ducha. Champú, gel y espuma. Potingues en el pelo con el único fin de hacerlo crecer a velocidades de vértigo y la modesta intención de parecer una hippie.



8:30 a.m: Preparo el desayuno. Cereales o galletas, acompañados de un vaso de leche bien caliente y “colacado de bilbado” de toda la vida.

Me siento delante de la mesa y me sirvo también mi dosis de medicamentos; jarabe para la tos, antibiótico para curarme de todo espanto, inyección de ironía y sarcasmo, y un ibuprofeno para el dolor de cabeza y la jaqueca que me provocan las vidas y penas ajenas.



9:00 a.m: Mierda, llego tarde a clase.



9:10 a.m: Con la policía, la guardia civil y el ejército de tierra, mar y aire pisándome los talones, y a más de 200 Km/h por la -más que necesitada de obras- M-607, llego a la universidad, finalizando con éxito mi huída de las autoridades.



9:25 a.m: Tras insufribles, desesperantes e interminables minutos buscando aparcamiento cerca de mi facultad opto por dejar mi todo-terreno / cuatro-por-cuatro o coche-pulga para los amigos en medio de la acera respetando el código de circulación por encima de todo.



9:25 a.m – 13:40 p.m: What I’m doing here? ...

... Ni puta idea.



14:00 p.m: Preparo mi plato minimalista. Un tomate, una hoja de lechuga y media nuez. De postre: una tarta de 4 kilos, repartidos a partes iguales entre mi par de patas de alambre, mis dos hemisferios cerebrales o las gemelas.



15:00 – 22:00 p.m: Gustosamente doblo ropa y ordeno zapatos en Decathlon.



00:55 a.m: Ojos como brótolas en las cuencas se cierran hasta que la corneta suena otras tres veces y me golpea en la cabeza una cuarta.

Te preguntarás que ocurre en el intervalo de tiempo de 22:00 a 0:55. A lo que te respondo… ¿Y a ti que te importa?





En fin, esta es o era mi rutina. Y digo era, porque este barco ha cambiado de rumbo, ha tomado otra dirección hacia otro puerto que por el momento, permanece a la espera. Por ahora, el solitario capitán está bien a la deriva y en mitad del océano.





El cambio está presente en el día a día, pero cuando es demasiado brusco puede llegar a crear una esperanza e ilusión de tal magnitud en la persona que toma una decisión que llega convertirse en incompetencia o, por otro lado, generar ansiedad en alguien que, desgraciadamente, no tiene ni voz ni voto respecto al papel que le toca representar.





Ya va siendo hora de ponerse serios.







martes, 10 de noviembre de 2009

Momento de duelo y silencio.

Decir adiós es algo muy duro, claro que nadie dijo en ningún momento que fuera plato de buen gusto. La muerte forma parte de la vida y debemos hacernos a la idea.
Decir adiós es duro cuanto es repentino, cuando es inesperado, cuando es definitivo... Es duro cuando quedan cosas por hacer y no se ha dicho todo o no se ha dicho nada.

Sería más facil y llevadero si fuera creyente, puede que hasta me arrepienta de no serlo. Sería más fácil si creyese en divinidades, en el Bien Supremo o en la vida eterna. Pero no es así, no creo en las verdes praderas del Señor, ni en los ángeles o arcángeles, ni en el cielo o en el infierno. No creo en nada. Para mí no habrá salvación.

Quizás sea por eso que la fortaleza con que afronto esto no es la misma que la que pueda mostrar su persona más cercana.

La muerte de un ser querido puede derivarse en dos situaciones totalmente diferentes; puede unir a las familias o por el contrario separarlas. Eso es algo que sólo el tiempo puede determinar.
El tiempo siempre tendrá la última palabra.


8 de Noviembre de 2009. Te fuiste apagando poco a poco y una parte de nosotros lo hizo contigo.

martes, 3 de noviembre de 2009

Equilibrio.

Las decisiones importantes son las que te marcan. Y aquella fue una de esas. Intento mantenerme firme en ella, apoyándome siempre en las "ventajas" que me pueda proporcionar y aunque crea que me perjudica, lo estará haciendo sólo a corto plazo. Todos ganamos con el cambio.

No soy una persona consistente; que tenga el mismo ánimo dos días seguidos, que insista en sus planes en una misma semana o que tenga una opinión formada sobre alguien durante mucho tiempo.
Pero sí soy estable a largo plazo, tengo mas o menos una ligera idea de cómo me veo dentro de 11 años (pesando 150 quilos, viviendo sola en mi piso y siendo devorada por unos pastores alemanes - esta broma la entenderán muy pocos).
Que sea una desequilibrada no quiere decir que no sea estable. Soy igual que hace 5 años y lo seguiré siendo dentro de otros 5 (creo que esto ya lo dije en otro momento, pero lo repito para que quede claro... o para convencerme a mí misma)

Me levanto cada mañana, con más o menos ganas, y me propongo no pensar en el pasado bajo ningún concepto, no recordar nada haciéndo uso de mi favorable amnesia temporal y no flaquear en ningún momento.
Me propongo fijarme más en lo que tengo cerca, dedicar más tiempo a lo que está llegando y a lo que está por llegar darle la bienvenida con una sonrisa y no echarlo a perder con mi mala uva.

Nunca se me dió bien mentir, no soy lo suficiententemente original e ingeniosa para inventar historias creíbles y fiables. Lo que hago es inventar historietas sobre la marcha cuando ya me han pillado, y me rodeo de trampas para que el castigo sea mayor y mucho más dolorosa la culpa cuando me vea acorralada.

Voy tirando con lo que tengo, me apaño con lo que está a mano. Pero quiero más.
Aunque, por suerte, puedo permitirme el lujo de decir que no importa lo nublados que sean los días, porque tengo a quien me alegre. No importa lo oscuras que sean las noches, porque tengo a quien me acompañe.

El romanticismo no es ni tampoco ha sido nunca lo mío, a decir verdad, rehúyo de todo aquello que me pueda parecer empalagoso o relativamente repelente, pero no rechazo algún que otro detalle de vez en cuando. Que me sorprendan con comida china a domicilio a la luz de una vela, hacerlo en la alfombra del salón o que me dediquen una simple canción hace que se mantenga la llamita encendida y se me salte alguna que otra lagrimilla.


lunes, 26 de octubre de 2009

"Tú no existes"

Parece mentira que haya tirado la basura tan pronto... si faltan horas para que llegue el camión y el cubo está medio vacío... o medio lleno, según se mire y quién lo mire.


No sé lo que soy, ni qué quiero ser, ni con quién quiero estar. Esta crisis moral y de identidad está acabando conmigo. -Bueno, en realidad no lo llevo tan mal-.
Y es que prefiero pensar que he pasado los últimos años en coma que imaginarme cerca de tí. Prefiero borrarte de las páginas de mi autobiografía. Prefiero no tenerte en mi lista de contactos. Prefiero no saber de tí.

Soy una persona fría y seca, (¿no?) y como tal, aguantaré el chaparrón y lo que venga. Pero sin tu presencia o tu recuerdo.




Mantengo esta postura, egoísta y/o merecida (o no), porque espero que hagas lo mismo conmigo.


Nos veremos en la otra vida.

domingo, 25 de octubre de 2009

viernes, 23 de octubre de 2009

Y el grillo habló.

La voz de la conciencia me dice que lo mejor es que salga de ahí, que deje de dar vueltas en la rotonda, que tome la siguiente salida. La voz de la conciencia me dice que debo hacer lo que realmente quiero, no lo que debo. La voz de la conciencia me dice que tengo que ser yo la que maneje el cotarro, la que lleve el timón, la que mueva los hilos y no la que decida en función del bienestar ajeno.

Si le prestara atención cada vez que se dirije a mí pasaría los días buscando en cada rincón, esperando encontrar al que fuera mi "otra mitad" en el peor de los antros o acabaría viéndolo reflejado en una puñetera copa. Seguramente caería en la obsesión o en la extraña costumbre de decir su nombre tres veces para imaginarme su misteriosa aparición, como si fuera un fantasma o un personaje de Tim Burton.

"¡Bitelchús, Bitelchús, Bitelchús!".


Nunca sabremos que pasa por la cabeza de una "eterna-niñata-postadolescente" como yo, gran enigma de la etología humana o en el peor de los casos objeto de estudio en el campo de la psicopatología. Ojalá tuviera la respuesta a todas y cada una de las preguntas idiotas y no tan idiotas, pues no habríamos llegado a esta situación.
No habríamos cerrado puertas y abierto otras, para simplemente asomarnos a unas con el miedo en el cuerpo o cruzar otras poniendo a prueba nuestras posibilidades, para después cerrarlas con llave por dentro y colgar el cartelito "no molestar".


No me había dado cuenta hasta ahora de lo difícil que puede llegar a ser escribir algo dirigido a un "público" específico, totalmente anónimo y desconocido y conseguir aludirle. Todo un reto.


¿Hace un buen día verdad?

sábado, 17 de octubre de 2009

Con el corazón, que con el alma no puedo.

La opinión de los demás hacia mí siempre ha tendido a importarme bien poco, y ahora mucho menos. Bebo hasta perder el conocimiento porque no me gusta lo que veo, bebo hasta perder el control de mis movimientos porque puedo disimular mi torpeza.

Me dejo llevar por los instintos de otros y me influyen sus ideas a la hora de actuar. No soporto que me den consejos y mucho menos que me den órdenes, pero mi absurda y débil forma de ser consigue que me arrodille y lo que es peor, que me arrastre la mayoría de las veces.

Las despedidas nunca fueron lo mío, nunca supe qué decir, qué hacer o cómo hacerlo, por eso no le pongo nombre a las "cosas".


lunes, 5 de octubre de 2009

"Entre Lisboa y Madrid"

Llegados a este punto, hay ciertas ideas que he desechado, como términos y conceptos que han desaparecido de mi vocabulario. Ya no utilizo palabras como amor y odio, puesto que carecen del sentido que tenían antes para mí en cualquier contexto.
Ya no tengo la voluntad de despreciar a nadie, como tampoco puedo darme cuenta si soy capaz de querer a alguien más que a mí misma.

Todo lo que pueda relacionarme con una persona no irá mas allá de aquellos límites que al traspasarlos puedan causarme daño alguno.

Digamos que se ha cortado la conexión entre el entorno en el que se mueven los demás y la fibra que me hace sensible a ellos y sus acciones. Digamos que me he convertido en algo así como un vegetal, o incluso un juguete roto.

Quisiera culpar de esto a quien, conscientemente o no, me ha dejado una huella que con el tiempo espero que se haga invisible y apenas note la presencia de esa herida que me ha provocado con un hierro ardiendo y pueda recuperar ese agradecido afecto que, en estos momentos, no siento hacia practicamente nadie.

Al igual que esa marca, espero que su nombre cicatrice con el tiempo y apenas lo recuerde.

Ahora no se que me duele más, si el haber sentido algo o haberlo perdido y no esperar -o querer- encontrarlo.





Eso sí, me lo paso en grande. Disfruto cada día de las buenas y malas compañías, aunque no sepa lo que harán de mí.

viernes, 2 de octubre de 2009

Imperfección.

Intentaré escribir de una manera más breve y concisa, ya que, releyendo entradas antiguas y no tan antiguas me he dado cuenta de que doy más vueltas que un tonto para decir cualquier cosa o para, finalmente, acabar por no decir nada.
Irse por las ramas no hace más que liar y confundir, y desde luego, esa no es ni ha sido nunca mi intención.


Remover fango es asunto chungo, y peor aún es remover mierda. Mejor dejar de meter el dedo en la llaga, se suele decir... pero como suicidas lo metemos hasta el fondo movidos por nuestro instinto más primitivo, la curiosidad. Y ya se sabe lo que le pasó al gato.


Como esponjas, absorvemos todo tipo de líquidos y no tan líquidos, hasta que la cosa de desborda y se acaba la gracia. Entonces el vaso se queda vacío y ni una sola gota queda para disfrutar de lo poco que quedaba.


Viendo una serie un tanto absurda escuché una frase que se me quedó grabada en la mente -espero que sea por mucho tiempo y mi memoria no me la juegue con cosas así de insustanciales- y es la siguiente: "Lo peor de un corazón roto es que no te acuerdas de como te sentías antes". La frase puede parecer simple, puede parecer infantil e incluso cursi, pero seguro que todos hemos tenido esa sensación, aunque sea por asomo y de lejos.

Pero claro, no podemos esperar que una serie dedicada al público de niñas de 15 años, tenga un argumento y unos diálogos de galardón.


Había dicho que lo iba a intentar, pero me parece que no lo he conseguido - lo de ser más clara, digo.





Espectacular, Duom, espectacular.




"Smack my bitch up!"

lunes, 28 de septiembre de 2009

Chica veleta.

Joder, qué tiempo más loco ¿no? Tan pronto llueve como hace un calor aplatanante, por no hablar del viento. Es frustrante mirar por la ventana durante un minuto y no ver moverse una hoja y a los cinco minutos volver a hacerlo y ver los árboles doblados moviéndose como péndulos. Es lo que tiene el tener el escritorio en frente de la ventana y ser preocupadamante distraída.

Pero estoy segura de que esta locura meteorológica no tiene ni punto de comparación con mi locura emocional. Si llevara un anemómetro incorporado dejaría en evidencia a las "chicas del tiempo" debido a su independencia.


Me cago en diez, en la puta de oros y en la mar salada. Continuamente. Me arrepiento de decisiones tomadas, unas remediables y otras no tanto. Me cuestiono a cada paso que doy, si es lo correcto o es lo que realmente me conviene desde un punto de vista práctico o por el contrario desde una creencia hedonista. Y normalmente me equivoco.


Cada día creo más en ideas absurdas como el karma y en teorías abstractas como es la del "efecto mariposa".
No voy a centrar mi atención el más que usado y viciado término del karma, que como he dicho, me sigue pareciendo absurdo. Pero voy a hablar del otro concepto que me trae de cabeza últimamente desde mi limitadísimo conocimiento de física.

El "efecto mariposa" no es más que una anécdota para embutirnos la Teoría del caos a los catetos y cerrados de mente como yo y que nos podamos hacer una ligera idea del asunto pudiendo resumirlo en una sencilla frase... “Si agita hoy con su aleteo el aire de Pekín una mariposa, puede modificar los sistemas climáticos de Nueva York el mes que viene”.
Es sencillo, un pequeño cambio en un sistema "impredecible" provoca cambios enormes en un futuro relativamente próximo. -Te quedas con el culo torcido ¿verdad?-.

Creo que ésta idea podemos sacarla del contexto meteorológico y aplicarla a la vida humana. Viene como anillo al dedo.

Y no creo estar diciendo ningún disparate, puede que mi expresión y mi exposición sean pésimas, pero no es difícil de entender para cualquier mente paciente. Tampoco hay que ser muy sagaz para entenderlo. No es difícil adivinar que cualquier movimiento produce infinitas oportunidades o limitaciones, un millón de posibles objetivos y diferentes cambios a los que hay que amoldarse. No es difícil adivinar nada de esto si miramos desde la propia experiencia. Y desde esa experiencia una servidora ha conocido nuevas filosofías de vida y ha aprendido a quedarse quietecita y no tocar nada cuando haya un bicho cerca.


Soy lo que soy; una llorona, una hipocondriaca, una ordinaria, una pesimista y una miedica, y como tal no puedo traicionar mis instintos y mucho menos mis costumbres. Seguiré lloriqueando por los rincones, seguiré quejándome hasta hartar, seguiré soltando una burrada tras otra, seguiré viendo el vaso medio vacío y seguiré petrificada en el marco de la puerta hasta que alguien me de una patada en el culo.

Soy la misma, voy por el mismo camino, me rigen las mismas ideas a pesar de mi indecisa y cambiante forma de ser, y quiero lo mismo... pero recibo menos incentivos y la ilusión disminuye por momentos.

Ya la prisa no me condiciona. Tengo mucho tiempo por delante... o no, si así lo decido dejando a un lado la cobardía que me impide llevar a cabo algunos planes.



miércoles, 23 de septiembre de 2009

Paquirrín.

Gilipollez extrema. Conformismo absoluto. Sumisión radical.
Grandes rasgos y habilidades para una gran persona que "se abre paso" entre la multitud. De una persona que tocaba el cielo y ahora besa el suelo que pisa otro. De una persona marcada por la cobardía de no querer mirar lo que tiene delante y afrontarlo. El campo de batalla no es su lugar. Las luces intensas le hacen agachar la cabeza y esconderla bajo sus brazos, aunque quizás no con la misma intensidad que la pura verdad. Menudo ejemplo.

Pero tarde o temprano el ser humano aprende de sus errores, espabila con el tiempo y sabe deshacerse de todo lo que no le permite situar su salud y su bienestar en primer lugar.

Ella y nada más.



Y el que no consigue esto no se merece estar en la cima de la pirámide.






Vaya refrito, muchachos.


lunes, 21 de septiembre de 2009

Ni Alfredo...

Interesante la Noche en Blanco, interesante la melopea e interesante la resaca. Y no lo digo por exagerar y fardar de una manera ridícula y desesperada, pero la melopea fue tal que perdimos la noción del tiempo, la voz y la cabeza.




Aunque para interesante el partido de la selección española contra Serbia. La cosa prometía, y prometía mucho. Un partido ajustado, igualado, contra una selección "fuerte". Pero, a pesar de un enemigo con mucha mala leche, los españolitos se metieron en la maleta una victoria más que merecida, y tan arrolladora que llegó a ser aburrida. Lo peor de todo fue el aire de indiferencia que se respiraba en el ambiente por parte de los telespectadores y el espíritu de celebración que vagaba por las calles, ninguno.


Espero que el miércoles la expectación sea mayor que la de ayer, porque vuelven Joaquín Reyes y los muchachos. (A ver si es verdad)



viernes, 18 de septiembre de 2009

Titulares.


-Obama recibirá el 13 de octubre a Zapatero en la Casa Blanca.
-Cataluña ofrecerá la castración química a 40 violadores.
-La producción de vacunas de la gripe A es insuficiente, según la OMS.
-Detenido el empresario y amigo de Berlusconi que organizaba sus fiestas.
-Brad Pitt provoca el éxtasis en San Sebastián.
-ImPaurables.
-Un tornado deja cuatro heridos en Jávea.
-Pasarela Cibeles, de la Movida al siglo XXI.
-Música, turismo urbano, luz y naturaleza en la Noche en Blanco.


Así está el mundo, y yo en el sofá de mi casa con un dedo del pie roto perdiéndomelo todo.





Buenos días y feliz fin de semana lluvioso y frío.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Especie en extinción.

Tan activa como vaga, tan sonriente como cabizbaja, tan presumida como avergonzada, tan cordial como cernícala. Siempre con altibajos, cambios de humor repentinos presentes en el día a día, así es ella. Peculiar.
Podría pasarse horas y horas inmersa en una conversación sin pies ni cabeza, alternando los temas sin orden o sentido alguno, convirtiendo su idioma en una jerga incomprensible hasta para ella, riéndose de sus propios chistes y hasta respondiéndose a sus propias preguntas. Pues eso, peculiar.

Apenas se mira en el espejo, no por falta de tiempo, ni por falta de autoestima, simplemente por una absurda falta de curiosidad por lo que se pueda encontrar reflejado en él.

Le encanta hacer combinaciones abstractas e inconcebibles para el ojo acostumbrado a la armonía de los colores y texturas de la ropa y complementos y salir a la calle tan contenta con sus botines, unos calcetines a rayas de mil colores, con la camisa de su padre, unas gafas azules y rosas o con unos pantalones hechos trizas. ¿Hortera? No. "Tendencia incomprendida" le gusta calificarse a sí misma cuando tiene que defenderse ante espectadores heridos y descontentos.

Sus reflejos y su infinita capacidad de atención, hasta ahora desconocidos, le dan la seguridad necesaria para poder hacer el macarra sobre el asfalto. Adelanta por la derecha, hace temblar su auto por exceso de velocidad, y más vale que no haya un coche en su camino, por no hablar de los peatones. Agarra el volante con una sola mano, y si fuera hombre estoy segura de que conduciría con su miembro viril.

Le gustan los días nublados, el sol le quema los ojos y le arruga la frente, ¡agh!.
El frío, en su justa medida. El calor, ni mentarlo. La ecuación "calor + humedad = playa almeriense" le pone de los nervios y los pelos de punta, nunca mejor dicho, ya que consigue un aspecto bien parecido al de Tina Turner o al de Bonie M. Pero le agrada.

No le gustan las excesivas muestras de cariño y afecto, ya sean: besos, abrazos, miraditas, sonrisas complacientes o simple peloteo de personas consideradas: conocidas, compañeras, colegas, vecinas o hasta familia y amigos. El momento oportuno de llevar a cabo tal interacción humana con ella lo sabrán quienes tengan el merecido derecho o quienes realmente lo consideren necesario.

Siempre intenta tomar ejemplo de buenas acciones, y desecha las dañinas o perjudiciales, si antes no las ha guardado en el almacén por si algún día necesita planear una estrategia de ataque contra algún desalmado.

Habla de ella en tercera persona, supongo que por darle cierto toque de misterio a sus relatos, narraciones, cuentos o experiencias recogidas en unas memorias que hablan de su paso por esta villa del Señor.

La pedantería es algo que le atrae irremediablemente y el inventar palabras le entretiene, cree convertirse en una erudita y así cree ser distinguida.

Su ego es su mejor aliado, y a veces su peor enemigo, convirtiéndola en una inconsciente neurótica y amante del egocentrismo más elemental, llamado por otros simplemente "afán de protagonismo". A veces, es tal la obsesión que se convierte en algo enfermizo. Qué vergüenza, por Dios.

La avaricia le corroe, los planes de futuro ambiciosos le vuelven loca, más que ir de compras. La simple idea de imaginar como sería el alcanzar las metas que se propone hace que un escalofrío le recorra la espalda, se le caiga la baba, se coma hasta las uñas de los pies y le entren espasmos de puro gusto.

Nunca rechaza un cumplido, ni le ve ningún mal al reconocimiento ajeno de un acto o una habilidad personal, pero no necesita todo eso para darse cuenta de su inteligencia superlativa y su cualidades innatas y aprendidas a lo largo del tiempo, por supuesto, sin esfuerzo.
Tanta autoindulgencia le trae problemas, se pasa de lista tres o cuatro pueblos y ni si quiera queda a la altura del betún. Bocazas.

La modestia nunca fue su fuerte. Pero sí la ironía.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Homo erectus.

900 años de vida y aún no se ha caído, ¿cómo es posible que una torre de 15000 toneladas que está inclinada hacia el suelo como si hiciera una reverencia no se derrumba por su propio peso aplastanto todo lo que hay bajo sus pies y nosotros apenas somos capaces de soportar sin consecuencias el peso de una pequeña carga?
No tenemos nada más que fijarnos en alguien que está descargando unas cajas del camión, en el butanero mientras arrastra una bombona, o en los chulitos de gimnasio que demuestran su "fuerza bruta" levantando pesas con 20 quilos de más. Concentraos en sus caras.
Y ahora, para facilitar la comprensión de lo que intento decir, coged algo muy pesado, ya sea un hermano, la televisión de la cocina, la enciclopedia del salón, 8 cartones de leche u 8 botellas de Coca-Cola... Pesa ¿eh? Vuestra cara tiene un rictus ridículo, ¿verdad? Y ¿a que es imposible mantener la postura completamente erguida? Y ahora, por tontos os duele la espalda... ¿Y la puñetera torre, maravilla de la creación humana, no se cae? Si yo misma me caigo si me bajo de mi "Cañonero" sin llevar nada en las manos. El equilibrio, señores.


Todos tenemos limitaciones y límites de acción, y cuando los alcanzamos es el momento de frustaciones, rabietas, berrinches y por supuesto, un pánico desesperado. Mi límite es muy bajo, y no es raro que nos encontremos a menudo, somos buenos colegas, desde luego, pero me trae de cabeza. Me lo he vuelto a encontrar y hemos mantenido una conversación. Hemos hecho un trato, va a crecer y va a evitarme todo lo que pueda y yo voy a intentar no llevar nada encima cuando note que se está acercando. Y así, no perderé el equilibrio y no me caeré por mi propio peso y el de mi carga.


Por cierto, lo mío con las cámaras de fotos es algo... no inexplicable, pero sí paranormal. Ya van cuatro. Creo que alguien está intentando decirme algo.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Sigue el camino de baldosas amarillas.

Será cosa de los años, que pesan y me van haciendo cada vez más vieja y sensible ante los cambios y de altura, presión y temperatura. Las montañas rusas eran mi columpio favorito en los parques de atracciones, tomando preferencia frente al típico tíovivo o la mítica noria; todo lo que se mueve en círculos me marea, pero ¿a quién no le marea dar vueltas? Y ahora, lo que me revuelve las tripas es caer cien metros en picado, subir otros cien, girar 360 grados en menos de un segundo o superar la velocidad de la luz sentada en un vagón sujeta por un simple cinturón. Cuando era chiquitica reía a carcajada limpia y hoy sólo no puedo descojonarme sino que no puedo abrir la boca. "No se me vaya a salir un pulmón, o lo que es peor, el corazón."

Aunque la sensibilidad y la irascibilidad que se ha aumentado en mí no es meramente una cuestión física. Puedo aguantar el peso de toneladas de plomo, pero no aguantaré el peso que tienen las muestras de afecto, la presencia y el efecto del cariño o la agonía y el vacío que provocan su ausencia



Dicen que el que algo quiere, algo le cuesta, que la insistencia y la constancia algún día darán sus frutos, que "el amor son tres flores que se riegan a diario" y demás moñigadas de esas; pero yo quiero demasiado y pocos son los recursos y las ganas que tengo, ser constante no es una de mis cualidades y mejor no hablar de mis plantas...


Como ya he dicho los cambios repentinos y sin previo aviso de un estado no es algo que soporte con facilidad. Nunca me gustaron las sorpresas, prefiero tener conocimiento de lo que va a pasar a continuación, disfruto con las situaciones predecibles aliñadas con pequeños detalles que varían mínimamente provocando en mí algo parecido a la única sensación de sorpresa que soy capaz de asimilar.


Podría pasarme el día lamentándome y alegrándome por todo lo que ha cambiado en mi vida. Podría pasear por el parque con mi música al máximo volumen destrozándome los tímpanos. Podría pasarme una noche entera entre esas cuatro paredes grafiteadas y destruidas por el paso de los venados y los cazurros de pueblo, borracha como una cuba y ahumada como un salmón, rebozándome por el suelo, saltando de un lado para otro, hablando con unos y con otros, cantando la canción más absurda y pegadiza del verano. Podría ir a echar una pachanga con los cuatro gatos que se aburren en sus casas. Podría leerme un libro entero. Podría ir a trabajar con mi mejor sonrisa, hablar con mis compañeros, conocerlos y hacer el moñas con ellos. Podría pasarme un día entero viendo las películas más malas que tengo. Podría pasarme las horas muertas imaginando miles de viajes. Podría fumarme una cajetilla de tabaco en un día de aburrimiento extremo, muchas cosas que hacer y poca iniciativa presente. Podría soñar con tiempos mejores.

Podría hacerlo. Y así lo hago y así lo haré.

El tiempo dedicado a cada persona no será más del que se merezca, tanto en mi cabeza, como en mi agenda. Y así, seguirán sucediéndose mis días hasta que encuentre la estabilidad y el equilibrio que tanto necesito.


Ni "Superman", ni "Dragon Kan", ni "Wild Wild West", ni "7 Picos", ni "Abismo"; te espero en el banco del lago. Con los pies en la tierra.


viernes, 28 de agosto de 2009

Felicidades.

Cumplir años es algo que le sienta bien a todo el mundo, como al buen vino, que adquiriendo un sabor y un aroma únicos con paciencia y tiempo les llega la oportunidad de ser apreciado por unos pocos paladares exigentes, mostrando todas sus buenas cualidades.
Los años aportan experiencia, sabiduría y saber estar, dicen.


A pesar de ser consciente de este hecho, porque es un hecho indiscutible, creo que no le doy demasiada importancia a los cumpleaños, el sentido que tiene para mí el paso de los años seguramente sea muchísimo más invisible que el que le puedan dar otras personas. Para mí, el paso del tiempo no se mide anualmente, año tras año, como podría hacerse con los aniversarios o los cumpleaños, prefiero medirlos de manera lineal y continua, de ahí que no sienta la misma alegría y no muestre la misma ilusión que los demás una noche de año nuevo o que no tenga por costumbre celebrar mi cumpleaños por todo lo alto, cuando lo celebro.

A mí me da igual tanto un año como diez. Sigo siendo igual de idiota que hace cinco años y lo seguiré siendo dentro de otros cinco, pero eso sí, con elegancia. Si algo funciona bien, ¿para qué cambiarlo?


Pero hoy voy a hacer una excepción y voy a detener mi rotación, para bajarme de mi globo terráqueo y felicitar a Cristina Cárdenas, porque la ocasión merece que le dedique parte de mi tiempo lineal y continuo y esta canción que tanto me gusta.






P.D.: He decidido no subir la foto que tenía pensada subir para bienestar y agradecimiento de la aludida en cuestión.

jueves, 27 de agosto de 2009

Plan Renove.

Por desgracia, no siempre se puede decir que es tarea fácil afrontar una situación adversa, como tampoco se puede esperar que se haga en poco tiempo y por supuesto, sin ningún esfuerzo, a no ser que seas un superhéroe y tengas el afortunado poder de deshacerte de todo obstáculo y hecho pasado para salvar a la humanidad sin temblar ni un sólo segundo.

Por muy intenso que haya sido lo vivido, tanto placeres como disgustos, hay veces que es mejor dejarlo pasar, para hacer que tu vida merezca de nuevo la pena, de un modo u otro y evitar ser mal ejemplo de un estancamiento destructivo.
Ya se sabe, lo pasado, pasado está.


Las personas cambian, o por lo menos su apariencia, y las apariencias engañan, por lo que los listos prefieren mantenerse al margen y los tontos se fían de ellas. Yo no sabría donde situarme, supongo que en un punto intermedio, ya que a mí no me van los extremos y sí las medias tintas.

Aparecen nuevas oportunidades, encontramos nuevos caminos y otros rumbos que seguir. O al menos de eso intento convencencerme. Es en esa nueva vida, tan prometedora y jugosa ella, en la que no hay lugar para lamentos, no hay ni un sólo pensamiento ni memoria dedicada a los que se dejan atrás. Y eso, aunque me duela, ha de ser así - el ciclo de la vida me gustaría llamarlo.


El momento de deshacerse de todo sentimiento que te ha hecho perder el norte y de todo lo que te une a una persona, llega, y cuando lo hace, el tiempo pasado, como si de una vocecilla se tratara, hace difícil elaborar un duro, pero necesario plan maestro. Una vez que eres consciente de todo lo que te rodea y andas sobre suelo firme, comienzas a llevar a cabo tu plan. Y aunque sientes un pequeño vacío y una parte de tí se queda anclada en esos días, haces todo lo posible por callar a esa vocecilla y sigues adelante. Como los burros.


La experiencia te ha convertido en una persona opuesta a lo que hubieras deseado; eres débil, capaz de arrastrarte hasta dejar el suelo limpio como la patena y hacerle competencia a la Ballerina, no puedes evitar ser dependiente, e inconscientemente dañina. Te desprecias hasta más no poder, y desprecias a todo el que está cerca, culpando a las personas que te han metido en el atolladero y que huyen con el rabo entre las piernas. Hacen bien, han encontrado su camino hacia la felicidad o la salida de su agobiante mundo, qué se yo. Ya correré la misma suerte yo también, aunque no estoy muy segura de ello. De momento buscaré las formas más absurdas de reciclarme.


Llegado el momento, las palabras que definan tu estado son inexistentes, tras de tí no hay más que un gran espacio en blanco de varios años y un vacío que da vértigo. Te desprendes de todo cuanto has querido o has creído querer, agarrándolo con uñas y dientes. Finalmente desaparece, dejándote con una lista de emociones que te desgarran por dentro; rabia, impotencia, confusión, ingenuidad, vergüenza, tristeza, miedo, decepción... Y luego, nada.



Adoro el drama, pero no me preocupa ahogarme en un mar de sentidas lágrimas, todos tenemos nuestro salvavidas... ¡Ah! Y un paquete de pañuelos.






jueves, 6 de agosto de 2009

Tragicomedia.

Su historia es una historia como tantas otras miles de historias, historias sobre corazones rotos, momentos fugaces, sueños robados, sentimientos sombríos y esperanzas confusas (qué bonito y qué profundo, madre mía). Una historia entre miles de historias que, como sus protagonistas, acaban por ser inevitablemente olvidadas y absorbidas por el tiempo.

Días, semanas, meses, años...

Me voy a ahorrar el primer capítulo del relato. Hartos de verlo en cada esquina, en cada rincón, estamos más que servidos de esas pequeñas dosis de "azúcar pastelosa" que nos hace más interesante y llevadero nuestro día a día; chica conoce a chico, chico y chica se enamoran, se prometen la luna, amor eterno... bla, bla, bla.
Pero como todo en esta vida, esta bonita escena tiene un final que, como dice la canción; "no es un final feliz, tan sólo es un final", un final en el que el pastel es servido en un banquete hasta que no queda nada más que las migajas para insano empacho de los comensales del festín, lo que nos lleva a la segunda parte de la historia.


El vacío que sentía la pobre, ingenua e indefensa muchacha era tan grande y la tristeza tan profunda, que pronto se sumiría y se dejaría arrastrar por el resentimiento, un resentimiento que no tardaría en convertirse en odio, un odio que la arrastraría poco a poco al deseo y a la búsqueda de algo de soledad y quizá unos inofensivos aires de... ¿venganza?. No, ese no era su estilo.

En pocos días cambió su forma de ser, de ver las cosas, de ver a los demás, se transformó en otra persona, o volvió a ser esa que pensó que había enterrado para siempre, quién sabe.
Esa soledad que tanto anhelaba pronto comenzó a darle miedo, y trató de evitarla por todos los medios; buscaba compañía y consuelo donde no lo había, buscaba calor donde sólo encontraría frío. Y cuando parecía hallar lo que creía necesitar, lo rechazaba. Como un perro apaleado, rechazaba cualquier gesto de cariño, respondía con frialdad, mordía la mano que le daba de comer.



Cuando todo lo que hacía empezó a perder su sentido, cuando apenas sentía el tacto de una caricia y muchas de las palabras que le dedicaban dejaron de tener el significado y la fuerza que tenían para ella tiempo atrás, comprendió que la sabiduría no se cuenta por años de experiencia y suma de conocimientos, sino que se gana con años de sufrimiento y océanos de incontables lágrimas de colores y sabores agridulces.


Esta es una historia real, una historia entre miles de historias, una historia de esas que, como las palabras y las hojas caídas en el suelo del otoño, se escapan con el viento. Pero al fin y al cabo es una historia que hoy y siempre se repite.

viernes, 31 de julio de 2009

Quien rompe, paga.

Débil es la naturaleza humana por defecto, variable y gradualmente débil a través del tiempo.
Tiempo, temido por unos, aclamado por otros, enemigo de esa naturaleza, aliado de sentimientos bipolares; odio y amor, que sustituyen al resto en una pequeña fracción de segundo, que nubla la mente con la peor de las rabias o el más dulce de los apegos.
Fracción de segundo en la que el respeto acaba donde empieza el orgullo, un orgullo que esconde el miedo y el rechazo hacia esa debilidad que inevitablemente nos define. Fracción de segundo en la que el ego acaba donde empieza el cariño, la amistad o el amor, llámalo X, donde la primera persona del singular pierde la importancia que debiera tener, desintegrándose el escudo que protege de ataques que aprovechan nuestro punto débil.

Blanco fácil.

Como antagonista de esa "X" y haciendo frente a esa debilidad hay una cosa llamada precaución, que respaldada por la desconfianza, puede ser nuestra mejor defensa ante nuestros adversarios y semejantes, y llevada con mesura y conocimiento nos ayudará a llegar al final del camino sanos y salvos.
Pero como arma letal, la frialdad se lleva la medalla de oro, que no sólo nos conducirá hasta el final del camino sanos y salvos, sino gloriosos e invencibles, casi inmortales.


Aprovecho para citar algo que dijo una vieja en una película:

"Todas las criaturas de este mundo mueren solas", si es así ¿por qué tanto cuidado y atención en dónde pisamos y a quién pisamos, si el fin es el mismo y el destino es común?


¿Pero qué sentido y credibilidad tienen mis palabras, si digo que no voy a actualizar en un tiempo y actualizo al día siguiente?

En fin, ahora sí que cuelgo el cartel:


Muy a mi pesar.

miércoles, 29 de julio de 2009

En Barna todos tienen vespa.

Después de 3 días paseando por Las Ramblas, subiendo las interminables escaleras de la Montaña de Montjuïc, de atravesar la Villa Olímpica, de contemplar el Camp Nou -aficiones y opiniones aparte-, de sufrir las alturas de la inacabada pero bellísima Sagrada Familia, después de rezar a mi cínico Dios en la Catedral del Mar, de admirar el Tibidabo, de visitar el "Poble Espanyol" y de comer pan con tomate hasta reventar, vuelvo a Tres Cantos; al no tener nada que hacer, al aburrimiento puro y duro, al hastío hacia el tiempo libre y al no saber que decir.









Es por eso y debido a mi próximo viaje a tierras bisbaleras, que el blog quedará un poco abandonado, como lo ha estado haciendo desde hace un tiempo. No quiero entrar en detalles, no quiero convertirme en mártir, ni quiero ser una marioneta del demonio.

Lo dicho.

domingo, 19 de julio de 2009

Bella durmiente.

El montón de tareas pendientes es cada vez más grande, no se si mi mesa aguantará tanto peso. Dormir no es la solución, pero es la única forma que tengo de pasar el tiempo sin hacer uso de mi conciencia y con los días tendré tanto trabajo acumulado que acabaré apartándolo o quitándole la importancia que debiera darle.


Demasiado tiempo libre y poco o nada organizado.

Me gustaría saber que fue de aquella niña que apenas se
distraía, que rara vez se perdía, que se adelantaba a los acontecimientos, que sabía valorar cada mínimo detalle.

Ese tiempo libre debería emplearlo en invocar a ese espíritu infantil y hacerlo volver para tenerlo como guía.



La inteligencia de una persona y su madurez toman verdadera forma cuando es capaz de separar todos los ámbitos de su vida, cuando es capaz de aislar lo que impide el correcto desarrollo de su día a día y por su puesto, la búsqueda de esa utópica felicidad, y eliminarlo.

Pero mi incompetencia no me permite distinguir ese impedimento, y si lo ha distinguido entonces es mi yo-emo y autodestructivo el que no quiere hacerlo desaparecer.


Y ya no quiero hablar de mi estado febril, que no me ayuda nada, y además, asusta.


jueves, 16 de julio de 2009

Fuera principios.

Tengo tanto que decir como tanto que callar, tanto que mostrar como tanto que ocultar. En unos pocos días mi vida ha dado un giro de 180 grados. He pasado del blanco al negro, o del negro al blanco, no lo sé.He hecho lo que dije, prometí, juré y perjuré que nunca haría, y una vez pasado el estado de shock me odio, me odio muchísimo, hasta el punto de ni siquiera reconocerme.

Dramatizando un poco más me atrevería a decir que éste está siendo uno de los momentos más duros y más difíciles de afrontar que he vivido hasta ahora, sino el que más. Podría perderme en un desierto sin agua ni comida y con mi malísimo sentido de la orientación, que tendría más posibilidades de sobrevivir que en este instante.

Cuando dije emociones fuertes no me refería a esto, ni si quiera me lo imaginaba.

No sabría explicar los cambios repentinos de luz y oscuridad que me envuelven. No sabría explicar el caos que me inunda. Y mucho menos la bipolaridad que me caracteriza.

Buscar la razón y el por qué de las cosas que suceden y cómo acaban donde acaban no es tarea fácil, pero la confusión es tan grande y cegadora que la única respuesta que se me ocurre para todas las preguntas que me hago y me hacen es "porque sí", una respuesta tan simple que roza la estupidez y me contradice en muchas de mis ideas anteriores.
Este "grano gordo y peludo" se despide. No quiere "tocar más los cojones".

domingo, 5 de julio de 2009

Para hacer bien el amor.

El río de gente era exageradamente caudaloso, y la fuerza que que ejercía la marea humana sobre nosotras algo sobrenatural, pero haciendo acopio de valor y a base de codazos conseguimos dirigirnos a nuestro destino, la puerta del metro de Gran vía, desde la esquina de la calle Fuencarral, donde no hicimos más que recibir empujones y codazos de los desesperados por salir del agujero metropolitano, ¿sería cosa del Karma?


Al son de la clásica canción de Rafaela Carrá "Hay que venir al Sur", seguido del espectáculo que me ofreció Alaska y su Fangoria, "miré la vida pasar" y cada una de las carrozas repletas de orgullosos y sonrientes bailarines.

Y una vez más pensé y lloré lo que tanto nos trae de cabeza a todo el colectivo femenino terrícola: "qué mal repartido está el mundo y qué injusta es la vida". Porque me había enamorado, sí, amor a primera vista comúnmente conocido, pero no fue un flechazo, porque él ni me vio entre tanta cabeza... y tracé un plan para subir a esa plataforma y darle un giro de 180º a su rosácea vida.

Fallé en mi misión.


Pasado el desfile y habiéndose vaciado la calle de curiosos, nos hicimos paso entre los rezagados, los borrachos, los cazafantasmas y la roña alcohólica del suelo. El Elástico nos esperaba.

Y en la puerta que estuvimos esperando, como los mendigos, pero con estilo, pues sustituimos la cerveza de medio litro por mojito, el "Señor Mohito", para entrar a la 1:30 y salir a las 2:30.

Frío hacía, aunque fuese psicológico, seguía haciendo rasca y hasta que no pió el primer pájaro no nos movimos de nuestra posición.


La compañía... ¿Qué decir de la compañía? Inmejorable, modestamente hablando, pero muy dudoso todo.


martes, 30 de junio de 2009

Beware of the dog.

Como un perro rabioso, así es como estoy ahora. El alcohol que corría por mis venas ha desaparecido, no tenía que haber bebido tanta agua y zumo de piña si no quería que mi afabilidad y simpatía desaparecieran, pero lo he hecho y ha aparecido de nuevo mi mala leche.

Puede que no lo aparente, porque no dejaré de sonreír mientras hablo, no daré una mala contestación (bueno, eso no es raro), ni daré un melenazo mientras me doy la vuelta ofendida debido a mi eterna sensibilidad ante gentes sin corazón.

Todo aquél que no tenga ningún aprecio por su vida, que se acerque a mí y me diga algo que no me guste o simplemente algo mínimamente desagradable. No necesitaré armas, me bastará con sacar las uñas o tirarme a su cuello.

No me hago responsble de mis actos.


Tendré que esperar a la siguiente juerga para hacerme otra trasfusión de "brugalete con coke" o cualquier otro líquido con más de 30º de quitapenas.
Hasta entonces creo que tendréis que conformaros con mi cara de ajo y con esta canción que escuché el otro día en la televisión mientras pasaba por delante y me hizo tanta gracia que me senté a verla un ratico.

http://www.youtube.com/watch?v=w5WRGDwJscU