domingo, 31 de mayo de 2009

Revolución sexual y desorden hormonal.

Vuelven los exámenes, y con ello los excesos de nicotina, cafeína y, por supuesto, semen de toro, y claro, así cualquiera pierde los nervios.

Excitación, meseta, orgasmo y resolución; cada una de las etapas en la "conducta sexual" explicadas con todo detalle y sin tapujos. Y es que hoy en día ya no existen los tabúes, parece que nada nos sorprende, que estamos curados de todo espanto.
Pero yo no creo que sea así, ¿alguien ha tenido que salir de una biblioteca porque no podía más de la risa al leer el tema de conducta sexual y refuerzo de neurociencia? ¿o soy la única a la que los niveles hormonales no se le han terminado de regular todavía?
"Pubertad tardía", ¿es un término que existe o se me acaba de ocurrir?

Menos mal que no somos perras en celo porque sino no podríamos estudiar psicología con la seguridad de que después de leer las cosas que leemos, lo primero que haríamos sería dejarnos llevar por nuestros instintos y comportamientos más basicos.

No podemos reírnos por lo bajini cuando escuchamos la palabra "erección". Por favor, que somos universitarios, el futuro del país. El "caca culo pedo pis" lo dejamos atrás hace ya mucho tiempo. O al menos eso espero...


lunes, 25 de mayo de 2009

Nacer, crecer, reproducirse, reventar y morir.

¿Qué pasa con un globo defectuoso mientras lo vas inflando y la goma vence? Que explota.
¿Qué pasa con una pompa de jabón con un simple soplo de aire? Que revienta.
¿Y con las burbujas de agua que se forman en mi bañera?


Solemos estar metidos en burbujas, unas más fuertes y consistentes que otras, en las que tenemos el control y la suficiente autoridad para delimitar su perímetro e incluir los elementos que consideramos pertinentes para nuestro bienestar y satisfacción personal, los hechos que la rodean es lo único que no podemos dominar y algunas veces se pueden convertir en una amenza. Se supone que esa burbuja nos sirve de protección, pero no siempre se está a salvo del exterior. Y desde nuestro centro de poder vemos, impotentes, como se rompe eso que nos envuelve.

Nos volvemos vulnerables, blanco fácil de torpes francotiradores y diana de arqueros tuertos que no tienen ningún reparo en hacernos pedacitos como a una simple manzana.

Pero no sólo las influencias externas son la causa de la destrucción de nuestro caparazón, nosotros también tenemos nuestro papel en su mantenimiento y más de uno busca su propia autodestrucción facilitando a las fuerzas superiores que lo destrocen sin miramientos favorecidos por la dejadez, la despreocupación y sobre todo, el pasotismo, manifestados a través de "descuidos".

Hay mil formas de hacerse daño, y no sólo físicamente.

¿Qué pasaría si pincho el globo con un alfiler? ¿Y si dejo que la pompa de jabón se escape con el viento? Mejor no preguntarse qué podría hacer con la burbuja, no quisiera escuchar lo que no quiero.

sábado, 23 de mayo de 2009

Mamá marmota.

Cómo brótolas. Sí, creo que ese es el término que mejor define mis ojos.
Esta noche, a pesar del cansancio, el sueño -como todo lo bueno- se ha hecho esperar.
He contado todas las flores dibujadas en mi cenefa, he memorizado la colocación exacta de los peluches que hay en mi estantería, he medido milimétricamente la posición de cada uno de los cuadros que adornan estas cuatro paredes. Hasta me he dado cuenta de que la lámpara que cuelga del techo tiene una pequeña telaraña -debería limpiarla.

En noches así, acabo por desesperarme como los niños chicos, pero prefiero vivir con este cansancio, estoy intentando dejar de automedicarme.
Para mí, el insomnio es sinónimo de inquietud, una inquietud que carga el aire que se respira en una habitación hasta el punto de asfixiar.
Todo sería más rápido y sencillo si fuera algo visible a simple vista y no fuera como un acertijo. Nunca se me dieron bien las adivinanzas.

Pero las pocas horas de descanso cubiertas no se han visto afectadas únicamente por mis parodias mentales, supongo. La tormenta no ayuda mucho con mi propósito de relajarme y adentrame en el fantástico mundo de lo sueños.
No se trata de ninguna fobia a los rayos que iluminan de golpe mi cama a través de la ventana o a los truenos que me sacan de mi trance, sino algo muy distinto y también absurdo... ¿Aturullamiento? Sí, eso es. Puedo tirarme horas mirando al techo esperando con atención y con los ojos muy abiertos, mezcla de brótolas a causa del sueño y como platos debido a la fascinación (y fijación) que producen en mí esos fenómenos meteorológicos.
Es algo que me absorbe, pero no lo suficiente para hacerme entrar en "fase-hibernación", por desgracia.

¿Quién fuera marmota para dormir meses y meses sin preocupación ni condición?

miércoles, 20 de mayo de 2009

Como una muñeca pepona.

En estos tiempos que corren, la mayoría de la gente acepta la moda o simple tendencia de mostrar una cara que no es la suya, o como la Luna, de mostrar uno de sus lados -porque hipocresías y falsedadesa a un lado, todos tenemos dos caras-. Otros simplemente prefieren mantener las apariencias y esconder bajo una máscara lo que de verdad tienen escrito en la frente.

Adoro los carnavales y todo lo que ello conlleva; fiesta, alcohol y disfraces - unidos a actos anónimos y libres de culpa -no me estoy yendo por los cerros de Úbeda, mi gusto por esta fiesta es una pequeña introducción a lo siguiente-, por eso me sitúo en el grupo de los que optan por cubrirse con una máscara para no ser descubiertos- por eso lo de la "pariolada" esa de Carnaval-.
Yo diría que esta posición es la menos beneficiosa de las que he descrito, y no me enorgullezco de ello en absoluto, puesto que lo encuentro un poco cobarde, pero sea esto bueno o no, en mi defensa tengo que alegar que, por el bien de todos, es mejor así.

Esta semana, la anterior, la que viene y probablemente la siguiente, toca vestirse con el disfraz de "niña pava". La locura que me ocupa estos días no tiene nombre. Pero supongo que será algo transitorio, sino... "que Dios nos pille confesaos".



No intentéis buscar el (doble) sentido de poner esta canción. No hay ninguno.

lunes, 18 de mayo de 2009

1, 2, 3... ¡10!

Hay momentos en los que la rabia y el orgullo, llevando el apellido "Odio", toman forma de agresividad. A veces con conciencia de ello y otras veces con total desconocimiento de causa y efecto.

En momentos como ese, en los que ese odio me domina y rige mi más primitivo comportamiento, desaparece todo tipo de razón que me indica cómo y cuándo parar. Aunque a veces, por intervención divina, renace el Pepito Grillo que trato de matar día si, día no, y me aconseja que busque la salida más cercana, si no quiero salir herida y si aún me queda algo de dignidad y respeto hacia mi persona.

Podría encauzar mi agresividad y dirigirla hacia un punto que me diese algún resultado positivo, como pintar cuadros, escribir novelas o componer canciones, pero no sé como hacerlo. Si así fuera, sería una gran artista y viviría de ello en mi mansión de chocolate y caramelos.

Yo no soy de esas que saben aguantar el tipo y dar la cara en todo momento y lugar. Cuando me encuentro en una situación que preveo incontrolable y que se me escapará de las manos en un despiste, prefiero salir corriendo antes que afrontar los hechos, porque si me atacase un subidón de adrenalina, aparecería esa agresividad desproporcionada como respuesta, cosa que yo reconocería como inseguridad y traduciría en vergüenza después.


No dispongo de esa capacidad de autocontrol que se consigue contando hasta diez, tampoco es algo que me quite el sueño. Tengo otras cosas que mejorar. ¿O debería colocarlo en la cima de mi lista de cualidades por desarrollar?

viernes, 15 de mayo de 2009

Sumisión absoluta.

A día de hoy no me explico como es posible que haya personas que ejerzan algún tipo de influencia sobre mí. Yo, que juré y perjuré que jamás dependería de nadie, que no me sometería a la voluntad ajena y que mi felicidad no estaría guíada por otra persona que no fuera yo misma, aquí estoy, rendida a los pies de una talla del 46.

Y es que mis estados emocionales no los controlo yo, ni mi subconsciente, sino esos ojos "mielosos". Que en un solo segundo son capaces de atraparme y sumergirme en un mundo totalmente desconocido para mí, hasta el momento.

A pesar de lo bien que me siento con todo esto, lo odio, odio que mi seguridad y mi alegría dure tan sólo unas pocas horas al día, cuando siento esa presencia a mi lado. Es algo que siempre he intentado evitar; el necesitar a una persona que me dé la palmadita en la espalda cuando necesito consuelo, que me limpie los mocos cuando lloro como un bebé o que me dé un sopapo cuando no reacciono.
Probablemente sea el anhelo de una independencia que me creía caracterizar, pero me engaño, en realidad soy una persona frágil y totalmente dependiente de esa mano que me lleva por un camino de flores y entre algodones, que a mi juicio, es algo que no merezco.


Mi percepción del mundo que me rodea suele ser cambiante, llena de altibajos. Las ideas que concibo sobre las personas que lo hacen girar y las que son su centro giratorio cambia de un día para otro, al igual que mi afiliación con ellas, la dependencia aumenta o disminuye, pero nunca llegando a su completa desaparición.
El verdadero significado de autosuficiencia se ha convertido en un enigma para mí.



Aquí os dejo con I feel so, de Boxcar Racer, una de las canciones que tanto me gustan del único disco grabado por el grupo, que junto con Letters to Gog y There is, merece la pena escuchar.

martes, 12 de mayo de 2009

Por los viejos tiempos.

Es bueno recordar a los que estuvieron a nuestro lado alguna vez. Y aunque estemos hartos de escucharlo, hay que vivir el momento y aprovechar cada ratito que tenemos con las personas más cercanas a nosotros, porque llegará un día en el que, de un modo u otro, desaparecerán.
Ya que no podemos controlar el tiempo, empleemoslo como mejor convenga. El tiempo es lo único que no se puede recuperar si se pierde.



Hoy he visto este vídeo, que recomiendo ver con detenimiento y atención, trabajo que hicimos para la asignatura de Educaciín Física hará cosa de dos años.

Alguna prueba tenía que haber de nuestros tiempos de pavo continuo... ¿no?

domingo, 10 de mayo de 2009

La mirilla para las marujas.

¿No dicen que la curiosidad mató al gato? Pues a veces es mejor aplicarse el cuento y no hacer caso omiso a los consejos populares. Preguntarse el por qué de las cosas o intentar averiguar los motivos que llevan a actuar de un modo u otro no siempre es la mejor opción.

La cerradura ajena no es el sitio más idóneo para poner el ojo, "¿a ver qué hay dentro?", nos preguntamos, pero el interior puede fascinarnos hasta el punto de la obsesión o, por el contrario, asustarnos de tal forma que nos haga huir despavoridos en busca de la salida de emergencia.
Lo que está bajo llave no puede ser tan bueno, quién sabe lo que hay detrás de tanta reserva.

Diría que esa opinión está influida por algo parecido al miedo a lo desconocido, pero creo que lo que gana es interés. Interés por lo estrafalario. Pero, como todo en esta vida, el interés no dura para siempre y la curiosidad pierde su fuerza.


Los cerrajeros no harán su agosto conmigo.

sábado, 9 de mayo de 2009

Querido diario:

Estos días no he actualizado, no por falta de ganas, sino por falta de inspiración y tiempo. Bueno, a decir verdad, la pereza ha podido conmigo. Yo no puedo pensar ni trabajar con tanto calor.

Lo cierto es que no tengo mucho de que hablar, simplemente quiero dar señales de vida para no ser olvidada.

"Estoy viva", he dicho.

El evento más destacable de esta semana, al que he acudido gustosa y no obligada, que me ha sacado de mi rutinaria y desorientada vida, ha sido el concierto que daba el grupillo de mi señor novio, cuyo nombre no comprendo -Dr. Kosak- la noche del jueves en la sala LaSal, ganando unas perrillas por aforo completo, como establecía el contrato y entreteniendo a los allí presentes y borrachos, entre los que me encontraba yo, por supuesto, que como "parienta" y buena grupi que soy, allí estuve aguantando el tipo...


En fin, habiendo cumplido con mis obligaciones como "bloggera" debería volver a mis quehaceres, que ya estoy empezando a dejar las cosas abandonadas...

Mala señal.


Eso es todo amigos... Como véis, sigo viva.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Colisión.

"Es la sensación de contacto... en cualquier ciudad por la que camines pasas muycerca de la gente y esta tropieza contigo. Añoramos tanto ese contacto que chocamos contra otros sólo para poder sentir algo".


Magnífico comienzo para una magnífica película.

Esa colisión, con la que se supone que despertamos algún tipo de emoción... ¿es accidental o es premeditada?
Realmente es una pregunta a la que no le doy demasiada importancia porque creo que hay otros detalles de ese contacto que me preocupan aún más, o al menos deberían hacerlo.

Las consecuencias. El dolor que provoca.

Si fuéramos de goma, o de cualquier otro material aparentemente irrompible, no nos dolería tanto. Pero estamos hechos de carne y hueso, y aunque moldeables, somos fáciles de aplastar y deformar. El tacto de la mano en forma de caricia no es el mismo que el de un puñetazo, ¿o sí?

domingo, 3 de mayo de 2009

Malas opciones, peores decisiones.

Se nota cuando estoy acompañada y cuando estoy sola o cuando estoy haciendo algo y cuando no, porque cuando no hay nadie o nada que me mantenga ocupada me vuelve a comer el guarro. Vuelvo a pararme a reflexionar y a intentar sacar algo en claro de mis intenciones, pero sigo encontrando lo mismo -un borrón de ideas totalmente confusas.

Sentarse a ver si pasa la respuesta montada en bicicleta delante de mis narices es una productiva forma de perder el tiempo, pero la dejadez y la desgana que tanto me identifican no ayudan a cambiar las cosas. Saber que el tiempo corre y tengo que decidir qué hacer me provoca una sensación de asfixia algo incómoda y peor aún, constante.

Las decisiones importantes son las que más cuestan de tomar y si has crecido acompañada de una indecisión desmesurada, cuestan mucho más. El agotamiento mental es considerablemente mayor si vacilas a cada paso que das. Será cuestión de tiempo (sin olvidar la culpa del agotamiento) que acabe metiendo el pie en un "bujero" y me dé de bruces contra el suelo, el cansancio reduce mis 5 sentidos a 0.


sábado, 2 de mayo de 2009

El tamaño importa... Yo discrepo.

Basta con que abra la ranura que tiene debajo de la nariz y suelte algunas palabrejas para darnos cuenta de lo que está compuesto el cerebro de un "intelectual", o por el contrario comprobar el vacío que llena el cráneo de un "paleto".


No será la primera vez que alguien diga "el tamaño no es lo que importa", ya que si nos referimos a la cabeza que tenemos encima de los hombros, el tamaño no es algo que defina el nivel de inteligencia y sabiduría de una persona.
Puede ser que esté tan vacía como un azucarero en una casa de diabéticos, tan despoblada como la aldea de una película western o tan hueca como un árbol seco. Y si fuera el caso del listillo por naturaleza y se le saliera el conocimiento por las orejas, no importaría demasiado, porque no utilizaría ni la más mínima parte de su inagotable fuente de ideas. Eso es lo que diferencia a los listillos de los listos, los listillos hablan de cosas superfluas y los listos hablan de cosas con fundamento.


Es muy fácil hablar adornando cada palabra dicha, acompañándola de adjetivos y adverbios inutilizados o casi desconocidos, pura retórica. Pero eso, muchas veces, sobra.


Aunque en este orbe hay tantas personas como pensamientos, lo que para unos es un sinsentido para otros es misa, así que, en teoría, no hay ni paletos, ni listos, ni una combinación de ambos, lo que para mí serían listillos.



Por eso yo prefiero mantener la boca cerrada.

viernes, 1 de mayo de 2009

Tranquilidad y buenos alimentos.

¡Oh! ¿Qué es eso? ¿Es un globo? ¿Es un balón? !No! Es la cabeza de Marián apunto de explotar...Ojalá existiese algún estimulante (legal) que me diera la vida y me mantuviese despierta, pero por ahora tengo que conformarme con mi zumito de piña "para el niño y la niña" y una aspirina, a la cuál soy -casi mortalmente- alérgica. El café lo dejo para luego.

Dejando mi dolor de cabeza y mi inapreciable resaca a un lado, diré que algún día de estos sorprenderé con alguna entradita larga y extensa, para que no haya descontentos. Pero de momento me voy al "desguace de órganos" -juas, juas-, a ver si mi problema tiene arreglo.





Feliz puente.