viernes, 31 de julio de 2009

Quien rompe, paga.

Débil es la naturaleza humana por defecto, variable y gradualmente débil a través del tiempo.
Tiempo, temido por unos, aclamado por otros, enemigo de esa naturaleza, aliado de sentimientos bipolares; odio y amor, que sustituyen al resto en una pequeña fracción de segundo, que nubla la mente con la peor de las rabias o el más dulce de los apegos.
Fracción de segundo en la que el respeto acaba donde empieza el orgullo, un orgullo que esconde el miedo y el rechazo hacia esa debilidad que inevitablemente nos define. Fracción de segundo en la que el ego acaba donde empieza el cariño, la amistad o el amor, llámalo X, donde la primera persona del singular pierde la importancia que debiera tener, desintegrándose el escudo que protege de ataques que aprovechan nuestro punto débil.

Blanco fácil.

Como antagonista de esa "X" y haciendo frente a esa debilidad hay una cosa llamada precaución, que respaldada por la desconfianza, puede ser nuestra mejor defensa ante nuestros adversarios y semejantes, y llevada con mesura y conocimiento nos ayudará a llegar al final del camino sanos y salvos.
Pero como arma letal, la frialdad se lleva la medalla de oro, que no sólo nos conducirá hasta el final del camino sanos y salvos, sino gloriosos e invencibles, casi inmortales.


Aprovecho para citar algo que dijo una vieja en una película:

"Todas las criaturas de este mundo mueren solas", si es así ¿por qué tanto cuidado y atención en dónde pisamos y a quién pisamos, si el fin es el mismo y el destino es común?


¿Pero qué sentido y credibilidad tienen mis palabras, si digo que no voy a actualizar en un tiempo y actualizo al día siguiente?

En fin, ahora sí que cuelgo el cartel:


Muy a mi pesar.

miércoles, 29 de julio de 2009

En Barna todos tienen vespa.

Después de 3 días paseando por Las Ramblas, subiendo las interminables escaleras de la Montaña de Montjuïc, de atravesar la Villa Olímpica, de contemplar el Camp Nou -aficiones y opiniones aparte-, de sufrir las alturas de la inacabada pero bellísima Sagrada Familia, después de rezar a mi cínico Dios en la Catedral del Mar, de admirar el Tibidabo, de visitar el "Poble Espanyol" y de comer pan con tomate hasta reventar, vuelvo a Tres Cantos; al no tener nada que hacer, al aburrimiento puro y duro, al hastío hacia el tiempo libre y al no saber que decir.









Es por eso y debido a mi próximo viaje a tierras bisbaleras, que el blog quedará un poco abandonado, como lo ha estado haciendo desde hace un tiempo. No quiero entrar en detalles, no quiero convertirme en mártir, ni quiero ser una marioneta del demonio.

Lo dicho.

domingo, 19 de julio de 2009

Bella durmiente.

El montón de tareas pendientes es cada vez más grande, no se si mi mesa aguantará tanto peso. Dormir no es la solución, pero es la única forma que tengo de pasar el tiempo sin hacer uso de mi conciencia y con los días tendré tanto trabajo acumulado que acabaré apartándolo o quitándole la importancia que debiera darle.


Demasiado tiempo libre y poco o nada organizado.

Me gustaría saber que fue de aquella niña que apenas se
distraía, que rara vez se perdía, que se adelantaba a los acontecimientos, que sabía valorar cada mínimo detalle.

Ese tiempo libre debería emplearlo en invocar a ese espíritu infantil y hacerlo volver para tenerlo como guía.



La inteligencia de una persona y su madurez toman verdadera forma cuando es capaz de separar todos los ámbitos de su vida, cuando es capaz de aislar lo que impide el correcto desarrollo de su día a día y por su puesto, la búsqueda de esa utópica felicidad, y eliminarlo.

Pero mi incompetencia no me permite distinguir ese impedimento, y si lo ha distinguido entonces es mi yo-emo y autodestructivo el que no quiere hacerlo desaparecer.


Y ya no quiero hablar de mi estado febril, que no me ayuda nada, y además, asusta.


jueves, 16 de julio de 2009

Fuera principios.

Tengo tanto que decir como tanto que callar, tanto que mostrar como tanto que ocultar. En unos pocos días mi vida ha dado un giro de 180 grados. He pasado del blanco al negro, o del negro al blanco, no lo sé.He hecho lo que dije, prometí, juré y perjuré que nunca haría, y una vez pasado el estado de shock me odio, me odio muchísimo, hasta el punto de ni siquiera reconocerme.

Dramatizando un poco más me atrevería a decir que éste está siendo uno de los momentos más duros y más difíciles de afrontar que he vivido hasta ahora, sino el que más. Podría perderme en un desierto sin agua ni comida y con mi malísimo sentido de la orientación, que tendría más posibilidades de sobrevivir que en este instante.

Cuando dije emociones fuertes no me refería a esto, ni si quiera me lo imaginaba.

No sabría explicar los cambios repentinos de luz y oscuridad que me envuelven. No sabría explicar el caos que me inunda. Y mucho menos la bipolaridad que me caracteriza.

Buscar la razón y el por qué de las cosas que suceden y cómo acaban donde acaban no es tarea fácil, pero la confusión es tan grande y cegadora que la única respuesta que se me ocurre para todas las preguntas que me hago y me hacen es "porque sí", una respuesta tan simple que roza la estupidez y me contradice en muchas de mis ideas anteriores.
Este "grano gordo y peludo" se despide. No quiere "tocar más los cojones".

domingo, 5 de julio de 2009

Para hacer bien el amor.

El río de gente era exageradamente caudaloso, y la fuerza que que ejercía la marea humana sobre nosotras algo sobrenatural, pero haciendo acopio de valor y a base de codazos conseguimos dirigirnos a nuestro destino, la puerta del metro de Gran vía, desde la esquina de la calle Fuencarral, donde no hicimos más que recibir empujones y codazos de los desesperados por salir del agujero metropolitano, ¿sería cosa del Karma?


Al son de la clásica canción de Rafaela Carrá "Hay que venir al Sur", seguido del espectáculo que me ofreció Alaska y su Fangoria, "miré la vida pasar" y cada una de las carrozas repletas de orgullosos y sonrientes bailarines.

Y una vez más pensé y lloré lo que tanto nos trae de cabeza a todo el colectivo femenino terrícola: "qué mal repartido está el mundo y qué injusta es la vida". Porque me había enamorado, sí, amor a primera vista comúnmente conocido, pero no fue un flechazo, porque él ni me vio entre tanta cabeza... y tracé un plan para subir a esa plataforma y darle un giro de 180º a su rosácea vida.

Fallé en mi misión.


Pasado el desfile y habiéndose vaciado la calle de curiosos, nos hicimos paso entre los rezagados, los borrachos, los cazafantasmas y la roña alcohólica del suelo. El Elástico nos esperaba.

Y en la puerta que estuvimos esperando, como los mendigos, pero con estilo, pues sustituimos la cerveza de medio litro por mojito, el "Señor Mohito", para entrar a la 1:30 y salir a las 2:30.

Frío hacía, aunque fuese psicológico, seguía haciendo rasca y hasta que no pió el primer pájaro no nos movimos de nuestra posición.


La compañía... ¿Qué decir de la compañía? Inmejorable, modestamente hablando, pero muy dudoso todo.