Viviré en una chabola, donde no veré el programa de los miércoles por la noche en una televisión de plasma ni comeré platos minimalistas y de buen gusto, antes que en una mansión, donde lo único que respiraré serán esos aires de superioridad y poderío que otorga el "éxito", frente a la humildad y sencillez más extasiante encerradas entre las cuatro paredes de casi cartón de mi casucha.
Donde una vida sin lujos me enseñaría a aceptar cualquiera de mis limitaciones y a derribar cualquier muro que me cortase el paso y pretendiese hacerme dar media vuelta, para después barrer los escombros y poder mirarlos a 100 metros de distancia.
Honradez y ambición: dos aceptiones totalmente incompatibles, al menos para mí.
Donde una vida sin lujos me enseñaría a aceptar cualquiera de mis limitaciones y a derribar cualquier muro que me cortase el paso y pretendiese hacerme dar media vuelta, para después barrer los escombros y poder mirarlos a 100 metros de distancia.
Honradez y ambición: dos aceptiones totalmente incompatibles, al menos para mí.
Quien quiera bajar la Luna para impresionar, quien quiera tomar el control de un imperio empresarial o simplemente comprar el último libro de la tienda sólo tendrá que hacerle la zancadilla al de al lado para llegar él primero y conseguir su propósito.
Orgullo y admiración: enemigos desde el principio y hasta el fin de los días.
Orgullo y admiración: enemigos desde el principio y hasta el fin de los días.
Es fácil pensar que van unidos, que son sinónimos, pero no debería ser así. Me refiero al orgullo propio frente a la fascinación provocada por los logros ajenos.
La admiración que se pueda sentir hacia una persona siempre se verá superada y aplastada por nuestro ego. No podremos aceptar la habilidad de nadie si nosotros fallamos en nuestro objetivo. La frustración que provoca ver como otro alcanza una meta común y nosotros estamos a un mundo de distancia rara vez nos hará expresar palabras del tipo "felicidades". Lo más probable es que salga esa persona presuntuosa y autosuficiente que tratamos de ocultar, esa persona arrogante que únicamente ve la luz del sol cuando olemos de cerca la derrota.
Por eso quisiera vivir en los escasos metros cuadrados de una pobre, pero humilde y sencilla casita, si eso hace de mí una persona íntegra y transparente, premiada con la confianza de aquellos que considerarán estúpido vigilar sus espaldas conmigo por la sinceridad de mis palabras .
La admiración que se pueda sentir hacia una persona siempre se verá superada y aplastada por nuestro ego. No podremos aceptar la habilidad de nadie si nosotros fallamos en nuestro objetivo. La frustración que provoca ver como otro alcanza una meta común y nosotros estamos a un mundo de distancia rara vez nos hará expresar palabras del tipo "felicidades". Lo más probable es que salga esa persona presuntuosa y autosuficiente que tratamos de ocultar, esa persona arrogante que únicamente ve la luz del sol cuando olemos de cerca la derrota.
Por eso quisiera vivir en los escasos metros cuadrados de una pobre, pero humilde y sencilla casita, si eso hace de mí una persona íntegra y transparente, premiada con la confianza de aquellos que considerarán estúpido vigilar sus espaldas conmigo por la sinceridad de mis palabras .

Es en este momento, en el que despierto de mi ensoñación, en el que recuerdo que el tipo de vida y personas desinteresdas, confiadas y valientes sólo existen en la literatura y en el cine. Que vivimos en un mundo lleno de hienas y pirañas, donde los más listos se aprovechan de los inocentes, donde los más dotados no son suficientemete valorados por la envidia de los más incompetentes, donde muchos caen en las trampas de los que necesitan diversión. Y comprendo que el que quiere sobrevivir no tiene más que esconder el mínimo de aprecio, sacar sus garras, enseñar los dientes y empuñar el arma, preparado para atacar o ser atacado en un pequeño despiste.
No bajéis la guardia. Mantened las distancias. Proteged lo que es vuestro. Pero sobre todo, nunca os escondáis de nada ni nadie por miedo a salir perdiendo.
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