viernes, 12 de junio de 2009

¿Dado?

Lo vemos todos los días en la televisión, en las tertulias de color rosa que tanto entretienen a los que deben tener una vida aburridísima... "Ester Cañadas embarazada" "Isabel Pantoja, ¿de nuevo con su hombre de bigote y barriga prominentes?" "La Campanario y la Esteban se encuentran en el asensor, ¿más que palabras?" "¡Doña Letizia hablando de sus penas con la reina... en biquini!" "Visto Fran Rivera con una rubia, Eugenia le tira los platos a la cabeza".
Y nos lo tenemos que creer porque somos tontos, ¿verdad?


El interés que despiertan estas y otras informaciones bien jugositas y recién sacadas del horno en los telespectadores y consumidores de revistas con títulos tan sencillos que rayan la idiotez es algo que ni comparto ni entiendo.

Estudiar 5 años de carrera -los más capaces, que si los cuento con la mano me sobran dedos- para acabar sentado en un sofá con forma de morros y pasar tres interminables horas hablando de lo mismo, con el único apoyo de una llamada telefónica o la seguridad de haber escuchado la conversación perfecta y en el momento más indicado, perdiendo credibilidad por momentos. Pero una exclusiva es una exclusiva, y ¿quién no ha aprovechado la mínima oportunidad para darse un empujón hasta la cumbre de nuestra "alocada carrera"?


"Al aludido en cuestión que le jodan", idea que debe rondar en la cabeza de la carroña que difunde esa basura durante el tiempo que dura ese infierno televisivo.

Una pena que no sea algo que se quede en la caja tonta y traspase la pantalla de la mano de los más insospechados.

Una gracia que no hagan falta muchos estudios y experiencia para que los más amargados (adjetivo más suave y menos ofensivo que he seleccionado entre los otros tantos mil que tengo en la mollera) nos deleiten con sus dotes creativas y demuestren su sabiduría, su instinto y su competencia para salvar el mundo de los cotilleos sin fiabilidad alguna, compensándolo con sus irrefutables verdades, gracias a su sexto sentido.

"Ni come ni deja comer", creo que la frase, aparentemente sin relación con todo lo escrito ahí arriba, y sin referirse al perro, es la más adecuada para finalizar y poner la guinda a mi actualización.


Es todo.

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