Mi problema es que no sé qué pedir porque no se lo que quiero; mi reducido, amuermado e incapacitado cerebro no sabe cómo jerarquizar mis prioridades e inquietudes, si las tengo...
Eso sí, no hay nada más frustrante que desear algo y no poder alcanzarlo, o por incapacidad o por principios.
Sería mucho más sencillo si fuera una persona totalmente inmoral, si fuera una persona de esas que hoy en día encuentras a patadas.
A veces pienso que un buen mamporro en la cabeza agitaría mis neuronas y las pondría a trabajar... ¡Puñeteras vagas!
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